
Parecen no tener fin las peripecias de personas discapacitadas que necesitan acudir a los juzgados penales, que se encuentra en la planta alta del edificio que alberga esos tribunales. "¿Quién me ayuda, quién me ayuda?", preguntó un tanto desesperada una joven cuyo padre, José Emilio Ojeda Ramos, inválido, utiliza una silla de ruedas para su traslado.
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