Primero se metieron a nadar con los delfines. Después, arrancaron un extintor y se lo tiraron a los tiburones. Y a continuación, asaltaron el hogar del pingüino Dirk, a quien secuestraron del parque Sea World de Brisbane, en Australia, y se lo llevaron a su casa. Eso es, al menos, lo que les ha contado el juez que hicieron, porque ellos estaban tan borrachos que no se acuerdan de nada. El magistrado Brian Kucks les llamó “turistas inmaduros y estúpidos” y condenó a los dos borrachos a pagar 760 euros cada uno.
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