jueves, febrero 03, 2011

Benidorm: Ocho años destapando chapuzas en el Palacio de Justicia

Bucear en las hemerotecas resulta a veces desconsolador. Sobre todo cuando uno se topa con desastres anunciados hace una década cuyos daños se prolongan indefinidamente. Este es el caso del Palacio de Justicia de Benidorm.


Una sede que se anunció grandiosa, con capacidad incluso para crecer hasta dar cobertura al partido judicial de Benidorm durante 40 años (palabras casi literales del entonces presidente de la Generalitat Valenciana, José Luis Olivas,) y cuyos destellos de grandeza empezaron a apagarse apenas seis meses después de tan grandilocuentes palabras.

Fue a partir del 9 de septiembre de 2003, tras la inauguración del 26 de marzo. Una avería dejó sin luz el Palacio de Justicia y obligó a celebrar los juicios en los pasillos. Aquel fallo en el transformador eléctrico destapó además las quejas que desde hacía meses llevaban comunicando por escrito los funcionarios a las altas instancias.

Las deficiencias y precariedades relatadas entonces iban desde la inoperatividad de los teléfonos, la estrechez de las mesas de las salas de vistas, la falta de seguridad para los jueces en el cuarto de toma de declaración de los detenidos, la escasez de fotocopiadoras, flexos de luz y demás mobiliario y la antiguedad de los ordenadores.

Lejos de solucionar los problemas con el tiempo, éstos se fueron intercalándose con otras carencias. De poco sirvieron las denuncias de políticos locales, funcionarios y sindicatos. La infraestructura de la justicia en Benidorm resultaba casi una inocentada del Consell. Incluso el día de los Santos Inocentes de 2007, se puso en marcha el nuevo juzgado de Violencia de Género en el "palacio" con nuevas protestas de sus trabajadores por las pésimas condiciones en que se encontraban. Entre las faltas de aquel juzgado citaban la ausencia de calefacción y cristales y la presencia de goteras por toda la planta. Dos años después éstas provocarían su cierre por sufrir una inundación de consideración.

Ocho meses después, en agosto de 2008, de nuevo los funcionarios denunciaron otro incidente: el desprendimiento de más de media docena de ornamentos de aluminio de la fachada del edificio institucional, advirtiendo de los daños personales que podían producirse. Llevaban más de una semana con los listones en el suelo y la única medida tomada al respecto fue precintar la zona.

Precintar para esperar a que algo caiga dentro se ha convertido, además, en una costumbre. Al menos así pudiera parecerlo viendo el vallado que durante semanas estuvo plantado en la planta baja del Palacio de Justicia como medida de seguridad, ante la posibilidad de que pudiera venirse abajo una cámara de seguridad.

En ese estado se produjo el último incidente: Un incendio en un cuadro eléctrico de la primera planta que cerró el edificio después de que el humo se extendiera por sus cinco pisos. Gracias al humo salieron las personas que se encontraban en su interior, puesto que la alarma no sonó.

Fuente: informacion.es

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