martes, septiembre 02, 2008

Se espera una avalancha de suspensiones de pagos en los juzgados


La vuelta de vacaciones que sufren millones de españoles va a ser especialmente dura para los funcionarios judiciales. Según varias fuentes de toda solvencia, se espera que se presente una auténtica avalancha de solicitudes de concurso de acreedores (la antigua suspensión de pagos) en los juzgados españoles por parte de numerosas empresas, en especial del sector inmobiliario pero no exclusivamente.


"La avalancha va a ser de órdago", afirma una de las fuentes consultadas, que añade que los principales bufetes de Madrid y Barcelona no han descansado en julio ni agosto preparando estos procesos. Un socio de uno de estos bufetes confirma esta información: "Hay muchas empresas pequeñas que han estado todo el verano intentando salvarse pero no lo han conseguido, así que no tienen más remedio que acogerse al concurso de acreedores".

Según las fuentes citadas, ninguna de las empresas que va a acudir el día 1 al juzgado es especialmente conocida. Por el contrario, se trata sobre todo de empresas pequeñas y medianas, muchas veces de ámbito regional, que han acabado por sucumbir a la crisis que ya sufre con todo su rigor nuestra economía, en especial el sector del ladrillo (el estallido de la burbuja inmobiliaria es el culpable de que nuestra situación sea más grave que la que sufre el resto de Europa por la crisis de crédito).

En todo caso, con la avalancha prevista seguirá creciendo la nómina de empresas que se declaran en suspensión de pagos, que era de 1.056 hasta junio, según el INE.

El concurso de acreedores, a pesar de su enorme impacto negativo sobre la imagen de las empresas, no es necesariamente el fin del mundo. De hecho, es una solución que puede resultar mejor que la refinanciación en algunos casos (y es la única salida si la empresa no es viable) puesto que permite gestionar la compañía sin estar pendiente del próximo vencimiento de deuda, posibilita reestructurar el balance de forma realista y facilita llegar a acuerdos con los acreedores (las refinanciaciones requieren unanimidad y los concursos, mayoría simple).

Fuente: Cotizalia

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