El 9 de octubre cumple 70 y ese día (el del décimo aniversario del asesinato de Luis Portero), Antonio Angulo se jubila. Para entonces debe estar resuelta la presidencia del TSJA pues, de lo contrario, el cargo pasará a otro presidente en funciones. Si se pregunta a Angulo por su favorito dice que elegiría a los tres candidatos. Afirma que el juicio de la Malaya que puede tocarle en septiembre tendrá todos los medios y defiende a los jueces. «Cuando no pueden más piden tres días y se van a su casa a dictar sentencias».
—A pocas semanas de jubilarse le toca la presidencia del TSJA como interino ¿Eso como se encaja?
—La interinidad no existe en los judicial. El día que se jubiló Méndez de Lugo me hice cargo de la presidencia. Y desde ese día el TSJA funciona al cien por cien. Y el día que me vaya, otro magistrado hará las mismas funciones al cien por cien.
—¿Cómo lo lleva?
—Llevo más de veinte años de presidente de la sala de lo social y he ejercido las funciones de presidente. He estado colaborando directamente con todos los presidentes que han pasado por aquí durante veinte años. No es ninguna carga.
—Pero es distinto a lo que hacía...
—Lo que ocurre es que tengo que asumir ahora la misión de presidente. Y estoy ejerciendo esas funciones con todas sus consecuencias.
—Hasta que el CGPJ elija presidente definitivo ¿Tiene algún plan para el TSJA?
—Tengo las preocupaciones propias que he tenido durante el tiempo que he estado en la sala de gobierno. Lo fundamental es que el tribunal funcione. Estoy en contacto con los presidentes de las audiencias. Quiero llegarme en septiembre a Sevilla para ver como va el edificio donde se instalaron los juzgados de lo penal. A ver si lo han arreglado. Estoy ejerciendo las funciones como si fuera a estar aquí hasta dentro de veinte años. Y cuando venga el nuevo presidente cogerá el testigo y seguirá.
—Irá a Sevilla a ver los edificios...
—Voy a ver los edificios de Sevilla porque hay algunas dificultades con algunos. Y estoy esperando porque la Junta de Andalucía está tomando medidas para corregir las deficiencias.
—¿Qué le parecen las instalaciones de los tribunales en Sevilla?
—Sevilla tiene la suerte de tener un presidente de Audiencia y un juez decano fantástico que hacen una labor muy buena. La Junta se está volcando en Sevilla y hay que tener un poco de paciencia porque en momentos de crisis las inversiones se contraen pero va por buen camino.
—Pero en Sevilla no se le puede echar la culpa a la crisis porque en tiempos de bonanza tampoco se acometió la Ciudad de la Justicia....
—La crisis no ha provocado la situación en que estamos. Los proyectos eran anteriores. Pero la solución en estos momentos está ralentizada.
— Los juzgados andaluces ¿resisten la comparativa con otros países?
—La Administración de Justicia en España en comparación con otros países de Europa tiene un número de jueces inferior y medios inferiores. Pero si miramos hace diez años, el cambio ha sido espectacular. Vamos por buen camino pero ese camino es lento. También está pendiente de que se instale la Oficina Judicial que cambia todo. Saber qué vamos a necesitar está supeditado a la oficina judicial.
—¿Hay dinero para esa oficina?
—El plan es que esté funcionando en septiembre de 2012 en Andalucía. Eso yo ahora lo veo muy dificil. Es muy complicado.
—¿Por qué?
—La administración de justicia en Andalucía tiene dependencias variadas. Los secretarios dependen del Ministerio de Justicia, el personal de la Junta de Andalucía, los jueces del CPGJ. Es complicado. Establecer una oficina judicial es muy complicado si encima nos encontramos con esta situación.
—¿Nos hemos ido de largo en España en descentralizar?
—Piense en una empresa en la que el director tuviera una competencia, el mando intermedio otra y los peones otra. Esto causa muchos problemas. Las tres administraciones, la central, la autonómica y la judicial hacen lo que pueden. Yo ahora no tengo poderes sobre los secretarios de mi sala y los secretarios no tienen sobre los funcionarios. Esto distorsiona.
—La Justicia tiene mala imagen. Los ciudadanos la ven lenta, distante ¿a qué lo achaca?
—La Justicia está en crisis desde el siglo XIX, desde que empezó a funcionar. Tenemos que analizar porqué. Me preocupa la falta de confianza. El juez tiene que tener confianza en los ciudadanos y los ciudadanos en el juez. En España hay 4.500 jueces de los cuales el 99% trabaja en el anonimato por encima de lo que le exige el CGPJ. Hay algunos jueces más destacados o que se destacan en la sociedad que le hacen más mal que bien a la judicatura.
—¿Los jueces estrella le hacen mal a la judicatura?
—Crean una imagen distorsionada de lo que es un juez. Un juez es un señor que se dedica a trabajar y no a salir todos los días en los periódicos. Esa figura del juez es la que no se conoce. Se conoce más al juez por lo casos conocidos que por las personas. Y no se tienen en cuenta a los jueces que están en los pueblos dejándose lo mejor de si mismo para que la justicia funcione. También hay que tener en cuenta que los jueces funcionan con unos medios y un personal. Y si hay ausencia de personal, el juzgado no funciona.
—¿De que un asunto tarde ocho meses quien tiene la culpa?
—La puede tener una oficina judicial que no funciona, procedimientos que no van bien. Sistemas de citaciones lentos. Puede ser también que hay un exceso de judicialización de la sociedad española, puede ser porque hay una desproporción patente del número de jueces con el número de asuntos. Todo puede ser.
—¿Por qué van tanto los ciudadanos a los tribunales?
—El sistema de resolución de conflicto fuera del orden judicial tiene muy poco éxito. Y la gente confía en los jueces. Lo que no funciona bien es la administración de justicia.
—Hay quien ve muy fuerte que tenga que celebrarse un juicio con un juez, un fiscal y un secretario por una pelea de vecinos...
—Es cierto que se suprimieron los jueces comarcales que resolvían esos temas en una especie de justicia de paz y hoy día hay juicios que por su entidad debían de resolverse de una manera mucho más directa.
—¿Es la solución para desatascar los juzgados que los funcionarios trabajen por la tarde?
—No. Eso es una ayuda importante pero no la solución.
—Los políticos se ponen querellas unos a otros ¿Abusan de los tribunales?
—Creo que no y además no creo que ese exceso sea malo. Eso implica confianza y en los casos de corrupción política el que los tribunales intervengan puede entenderse como un modo de garantía. De que incluso los políticos están sometidos a derecho.
—Los jueces de lo penal, tras el caso Mari Luz advirtieron que estaban saturados y no podían controlar las ejecutorias...
—Si eso puede pasar en cualquier momento. El control de ejecutorias penales tiene la garantía de los sistemas informáticos. Debería funcionar.
—Parece del Jurásico que las resoluciones se comuniquen en papel....
—Es primitivo que todavía se mandan papeles para comunicarse entre juzgados. Es una locura y tiene que ser por vía informática. Será más barato una vez que se instale el sistema.
«La justicia no debe ser secreta»
—¿No debería haber más transparencia de los jueces con los medios de comunicación cuando se trata de casos que interesan a la opinión pública?
—Es posible. La Justicia nunca debe ser algo secreto, escondido o tapado. Ciertamente las sentencias son todas públicas y aquí tenemos el gabinete de prensa que contesta a todas las peticiones. Pero también se debe evitar que se saquen cosas de contexto. Si pregunta por un asunto que está en instrucción no podemos informar...
—Pero la opinión pública demanda información de este tipo...
—Los procedimientos que están en instrucción son secretos y no se deben de traducir datos.
—En casos como Marta o Mari Luz se nota la lentitud de la Justicia...
—En el caso Marta se está produciendo un retraso porque la investigación criminal no da lo resultados apetecibles. Y no se puede llevar a juicio oral un asunto de esa envergadura si no se tienen pruebas.
—Que el caso Marta vaya a juzgarlo un jurado ¿ofrece las garantías para evitar un juicio paralelo?
—El jurado en algunos casos ha dado resultados positivos y en otros negativos. Garantías con un magistrado presidente las hay todas. No hay porqué sospechar que por la participación del jurado las garantías sean menores.
Fuente: ABC.es
—A pocas semanas de jubilarse le toca la presidencia del TSJA como interino ¿Eso como se encaja?
—La interinidad no existe en los judicial. El día que se jubiló Méndez de Lugo me hice cargo de la presidencia. Y desde ese día el TSJA funciona al cien por cien. Y el día que me vaya, otro magistrado hará las mismas funciones al cien por cien.
—¿Cómo lo lleva?
—Llevo más de veinte años de presidente de la sala de lo social y he ejercido las funciones de presidente. He estado colaborando directamente con todos los presidentes que han pasado por aquí durante veinte años. No es ninguna carga.
—Pero es distinto a lo que hacía...
—Lo que ocurre es que tengo que asumir ahora la misión de presidente. Y estoy ejerciendo esas funciones con todas sus consecuencias.
—Hasta que el CGPJ elija presidente definitivo ¿Tiene algún plan para el TSJA?
—Tengo las preocupaciones propias que he tenido durante el tiempo que he estado en la sala de gobierno. Lo fundamental es que el tribunal funcione. Estoy en contacto con los presidentes de las audiencias. Quiero llegarme en septiembre a Sevilla para ver como va el edificio donde se instalaron los juzgados de lo penal. A ver si lo han arreglado. Estoy ejerciendo las funciones como si fuera a estar aquí hasta dentro de veinte años. Y cuando venga el nuevo presidente cogerá el testigo y seguirá.
—Irá a Sevilla a ver los edificios...
—Voy a ver los edificios de Sevilla porque hay algunas dificultades con algunos. Y estoy esperando porque la Junta de Andalucía está tomando medidas para corregir las deficiencias.
—¿Qué le parecen las instalaciones de los tribunales en Sevilla?
—Sevilla tiene la suerte de tener un presidente de Audiencia y un juez decano fantástico que hacen una labor muy buena. La Junta se está volcando en Sevilla y hay que tener un poco de paciencia porque en momentos de crisis las inversiones se contraen pero va por buen camino.
—Pero en Sevilla no se le puede echar la culpa a la crisis porque en tiempos de bonanza tampoco se acometió la Ciudad de la Justicia....
—La crisis no ha provocado la situación en que estamos. Los proyectos eran anteriores. Pero la solución en estos momentos está ralentizada.
— Los juzgados andaluces ¿resisten la comparativa con otros países?
—La Administración de Justicia en España en comparación con otros países de Europa tiene un número de jueces inferior y medios inferiores. Pero si miramos hace diez años, el cambio ha sido espectacular. Vamos por buen camino pero ese camino es lento. También está pendiente de que se instale la Oficina Judicial que cambia todo. Saber qué vamos a necesitar está supeditado a la oficina judicial.
—¿Hay dinero para esa oficina?
—El plan es que esté funcionando en septiembre de 2012 en Andalucía. Eso yo ahora lo veo muy dificil. Es muy complicado.
—¿Por qué?
—La administración de justicia en Andalucía tiene dependencias variadas. Los secretarios dependen del Ministerio de Justicia, el personal de la Junta de Andalucía, los jueces del CPGJ. Es complicado. Establecer una oficina judicial es muy complicado si encima nos encontramos con esta situación.
—¿Nos hemos ido de largo en España en descentralizar?
—Piense en una empresa en la que el director tuviera una competencia, el mando intermedio otra y los peones otra. Esto causa muchos problemas. Las tres administraciones, la central, la autonómica y la judicial hacen lo que pueden. Yo ahora no tengo poderes sobre los secretarios de mi sala y los secretarios no tienen sobre los funcionarios. Esto distorsiona.
—La Justicia tiene mala imagen. Los ciudadanos la ven lenta, distante ¿a qué lo achaca?
—La Justicia está en crisis desde el siglo XIX, desde que empezó a funcionar. Tenemos que analizar porqué. Me preocupa la falta de confianza. El juez tiene que tener confianza en los ciudadanos y los ciudadanos en el juez. En España hay 4.500 jueces de los cuales el 99% trabaja en el anonimato por encima de lo que le exige el CGPJ. Hay algunos jueces más destacados o que se destacan en la sociedad que le hacen más mal que bien a la judicatura.
—¿Los jueces estrella le hacen mal a la judicatura?
—Crean una imagen distorsionada de lo que es un juez. Un juez es un señor que se dedica a trabajar y no a salir todos los días en los periódicos. Esa figura del juez es la que no se conoce. Se conoce más al juez por lo casos conocidos que por las personas. Y no se tienen en cuenta a los jueces que están en los pueblos dejándose lo mejor de si mismo para que la justicia funcione. También hay que tener en cuenta que los jueces funcionan con unos medios y un personal. Y si hay ausencia de personal, el juzgado no funciona.
—¿De que un asunto tarde ocho meses quien tiene la culpa?
—La puede tener una oficina judicial que no funciona, procedimientos que no van bien. Sistemas de citaciones lentos. Puede ser también que hay un exceso de judicialización de la sociedad española, puede ser porque hay una desproporción patente del número de jueces con el número de asuntos. Todo puede ser.
—¿Por qué van tanto los ciudadanos a los tribunales?
—El sistema de resolución de conflicto fuera del orden judicial tiene muy poco éxito. Y la gente confía en los jueces. Lo que no funciona bien es la administración de justicia.
—Hay quien ve muy fuerte que tenga que celebrarse un juicio con un juez, un fiscal y un secretario por una pelea de vecinos...
—Es cierto que se suprimieron los jueces comarcales que resolvían esos temas en una especie de justicia de paz y hoy día hay juicios que por su entidad debían de resolverse de una manera mucho más directa.
—¿Es la solución para desatascar los juzgados que los funcionarios trabajen por la tarde?
—No. Eso es una ayuda importante pero no la solución.
—Los políticos se ponen querellas unos a otros ¿Abusan de los tribunales?
—Creo que no y además no creo que ese exceso sea malo. Eso implica confianza y en los casos de corrupción política el que los tribunales intervengan puede entenderse como un modo de garantía. De que incluso los políticos están sometidos a derecho.
—Los jueces de lo penal, tras el caso Mari Luz advirtieron que estaban saturados y no podían controlar las ejecutorias...
—Si eso puede pasar en cualquier momento. El control de ejecutorias penales tiene la garantía de los sistemas informáticos. Debería funcionar.
—Parece del Jurásico que las resoluciones se comuniquen en papel....
—Es primitivo que todavía se mandan papeles para comunicarse entre juzgados. Es una locura y tiene que ser por vía informática. Será más barato una vez que se instale el sistema.
«La justicia no debe ser secreta»
—¿No debería haber más transparencia de los jueces con los medios de comunicación cuando se trata de casos que interesan a la opinión pública?
—Es posible. La Justicia nunca debe ser algo secreto, escondido o tapado. Ciertamente las sentencias son todas públicas y aquí tenemos el gabinete de prensa que contesta a todas las peticiones. Pero también se debe evitar que se saquen cosas de contexto. Si pregunta por un asunto que está en instrucción no podemos informar...
—Pero la opinión pública demanda información de este tipo...
—Los procedimientos que están en instrucción son secretos y no se deben de traducir datos.
—En casos como Marta o Mari Luz se nota la lentitud de la Justicia...
—En el caso Marta se está produciendo un retraso porque la investigación criminal no da lo resultados apetecibles. Y no se puede llevar a juicio oral un asunto de esa envergadura si no se tienen pruebas.
—Que el caso Marta vaya a juzgarlo un jurado ¿ofrece las garantías para evitar un juicio paralelo?
—El jurado en algunos casos ha dado resultados positivos y en otros negativos. Garantías con un magistrado presidente las hay todas. No hay porqué sospechar que por la participación del jurado las garantías sean menores.
Fuente: ABC.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario