Las prisas que le entraron a Mariano Fernández-Bermejo por sentarse a la misma mesa que los sindicatos para solucionar la huelga de funcionarios, que ya duraba dos meses, tenía una explicación. Dos días después comenzaba el debate de investidura de Zapatero en el Congreso, y una semana después éste nombraría al ministro de Justicia. Bermejo llegó a un acuerdo in extremis con los sindicatos, y ahora repite en el cargo.Una buena noticia para él, y mala para casi todos los demás, ya que el ministro de Justicia, desde que llegó al Ministerio (febrero de 2007), en sustitución de Juan Fernando López Aguilar, se ha caracterizado por llevarse mal con sindicatos, funcionarios y oposición, y por hacer gala de un sectarismo que nunca ha ocultado: «Soy de izquierdas y como tal actúo», dijo cuando era fiscal jefe de Madrid y se le conocía como «fiscal anti-PP». El mismo día en que tomó el relevo en Justicia arremetió contra el Poder Judicial, al que tachó de «ilegítimo» por no renovarse en los plazos debidos.
Zapatero cuenta ahora con él para reformar y modernizar la administración de la Justicia. Bermejo ha demostrado tener experiencia en otro tipo de reformas, como se supo durante la campaña electoral. La del ático donde vive -propiedad del patrimonio del Estado- le costó -al erario público- la módica cantidad de 250.000 euros.
Fuente: ABC.es
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