Aboga por no precipitarse y prefiere no caer en el pesimismo. Pero la ausencia del más mínimo atisbo de avance le ha llevado a realizar el balance del año más crítico que se recuerda. Augusto Méndez de Lugo, el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), no dejó lugar a dudas en su 'veredicto' sobre el estado de salud de la Justicia durante la presentación de la memoria del año 2007 en la Real Chancillería. Y no sólo la andaluza. «El modelo actual de Justicia no sirve, no funciona».
Así de tajante se mostró para reclamar con más contundencia que nunca un cambio en la organización que evite errores garrafales que «soliviantan» a la sociedad y llenan de «desaliento» a los integrantes de esta administración. El caso Mari Luz está en el fondo de esta reflexión y ayer, el presidente del TSJA, reconoció que la cadena de errores detectada en él no hace más que poner en evidencia su diagnóstico del sistema.
En este caso, las distintas administraciones (Consejo y Ministerio) se encargarán de depurar responsabilidades. Pero «el proceso judicial seguirá sufriendo las mismas disfunciones y la misma lentitud que ahora» si no se emprende un cambio total.
Bases y paralización
Cuando el presidente del TSJA habla de renovación utiliza el críptico concepto de la «nueva oficina judicial». Esto no significa más que una reorganización en el seno de los juzgado para que los jueces se dediquen en exclusiva a impartir justicia (asistir a juicios y dictar sentencias) y el resto de componentes del juzgado, al resto de trámites burocráticos que soporta este servicio público.
Este nuevo modelo de funcionamiento para la Justicia fue anunciado en el año 2003 por el Gobierno y contó con el respaldo de todos los partidos políticos. Entonces, un gran pacto por la Justicia sentó las bases para la citada oficina judicial renovada. Pero nada más se supo. Tal y como denunció Méndez de Lugo en Granada, «resulta paradójico que frente a la actividad frenética de los juzgados y tribunales, absolutamente nada se ha dado a luz ni en la implantación práctica de la oficina judicial, ni en las reformas legislativas que tanta falta hacen». El sistema que rige las formas de la Justicia en España data del siglo XIX y estaba pensada para «una sociedad agraria». Por ello, no es de extrañar que choque con las necesidades de la sociedad actual. De este modo, cinco años de retraso en este proyecto de modernización ponen una vez más a la administración de Justicia el traje de cenicienta. El presidente del Alto Tribunal andaluz reconoció, sin embargo, que «aún le queda algo de esperanza» para que no vuelva a ser ésta la pauta en el año 2008. En lo que concierne al tribunal que preside, dijo, «seguirá reclamando tolo que se sea preciso». En este sentido, la primera palabra fue para las nuevas tecnologías. La reforma de la oficina judicial tiene que «ir de la mano de la dotación de un sistema informático eficaz». En este último sentido, reconoció que en el último año se han dado pasos importantes, como la tramitación de documentos vía telemática. Veinte millones de 'papeles' fueron enviados de este modo. Pero «hay que ir más allá» para exigir un sistema moderno y que permita conocer la situación de cada procedimiento «con un solo click».
Más allá de la implantación de programas informáticos y redes de comunicación más eficaces, Augusto Méndez de Lugo esbozó algunas pautas para engrasar el engranaje de la maquinaria judicial. Entre otros cambios aludió a aquellos de tipo legislativo que impidan que todos los asuntos puedan ser objeto de recurso, algo que alarga el final de un pleito; a una nueva estructura de los juzgados donde todos sus miembros sepan qué roles tienen que desarrollar y qué responsabilidades deben afrontar y, por último, citó un replanteamiento que elimine trámites innecesarios.
Litigio y conciliación
Y, entre ellos, citó algo novedoso: propuso apostar por nuevos instrumentos de conciliación previa a que un conflicto entre ciudadanos llegue al juzgado. De este modo se reduciría el alto grado de litigiosidad que demuestra tener la sociedad andaluza. En el último año, las cifras revelan que volvió a crecer el número de asuntos registrados con más de 1.721.000 en el año 2007. Según las estadísticas, la mayoría fueron asuntos penales, seguidos por los civiles y los contenciosos. Estos últimos son, como se ha denunciado en numerosas ocasiones, los que se encuentran en peor situación, con un atasco de más de 76.000 asuntos. El resto, salvo excepciones, está al día.
Para dar una idea de la carga de trabajo de los jueces, el presidente del TSJA apuntó que dictan tres resoluciones por cada día de trabajo, sin contar el resto de tareas que asumen en su jornada. Una carga que es superior a la estipulada por el Consejo General del Poder Judicial. «Los jueces hacen su trabajo. Pero es cierto que si no nos ayudan desde fuera la Justicia no siempre es lo que debería ser», concluyó.
Fuente: ideal.es
Así de tajante se mostró para reclamar con más contundencia que nunca un cambio en la organización que evite errores garrafales que «soliviantan» a la sociedad y llenan de «desaliento» a los integrantes de esta administración. El caso Mari Luz está en el fondo de esta reflexión y ayer, el presidente del TSJA, reconoció que la cadena de errores detectada en él no hace más que poner en evidencia su diagnóstico del sistema.
En este caso, las distintas administraciones (Consejo y Ministerio) se encargarán de depurar responsabilidades. Pero «el proceso judicial seguirá sufriendo las mismas disfunciones y la misma lentitud que ahora» si no se emprende un cambio total.
Bases y paralización
Cuando el presidente del TSJA habla de renovación utiliza el críptico concepto de la «nueva oficina judicial». Esto no significa más que una reorganización en el seno de los juzgado para que los jueces se dediquen en exclusiva a impartir justicia (asistir a juicios y dictar sentencias) y el resto de componentes del juzgado, al resto de trámites burocráticos que soporta este servicio público.
Este nuevo modelo de funcionamiento para la Justicia fue anunciado en el año 2003 por el Gobierno y contó con el respaldo de todos los partidos políticos. Entonces, un gran pacto por la Justicia sentó las bases para la citada oficina judicial renovada. Pero nada más se supo. Tal y como denunció Méndez de Lugo en Granada, «resulta paradójico que frente a la actividad frenética de los juzgados y tribunales, absolutamente nada se ha dado a luz ni en la implantación práctica de la oficina judicial, ni en las reformas legislativas que tanta falta hacen». El sistema que rige las formas de la Justicia en España data del siglo XIX y estaba pensada para «una sociedad agraria». Por ello, no es de extrañar que choque con las necesidades de la sociedad actual. De este modo, cinco años de retraso en este proyecto de modernización ponen una vez más a la administración de Justicia el traje de cenicienta. El presidente del Alto Tribunal andaluz reconoció, sin embargo, que «aún le queda algo de esperanza» para que no vuelva a ser ésta la pauta en el año 2008. En lo que concierne al tribunal que preside, dijo, «seguirá reclamando tolo que se sea preciso». En este sentido, la primera palabra fue para las nuevas tecnologías. La reforma de la oficina judicial tiene que «ir de la mano de la dotación de un sistema informático eficaz». En este último sentido, reconoció que en el último año se han dado pasos importantes, como la tramitación de documentos vía telemática. Veinte millones de 'papeles' fueron enviados de este modo. Pero «hay que ir más allá» para exigir un sistema moderno y que permita conocer la situación de cada procedimiento «con un solo click».
Más allá de la implantación de programas informáticos y redes de comunicación más eficaces, Augusto Méndez de Lugo esbozó algunas pautas para engrasar el engranaje de la maquinaria judicial. Entre otros cambios aludió a aquellos de tipo legislativo que impidan que todos los asuntos puedan ser objeto de recurso, algo que alarga el final de un pleito; a una nueva estructura de los juzgados donde todos sus miembros sepan qué roles tienen que desarrollar y qué responsabilidades deben afrontar y, por último, citó un replanteamiento que elimine trámites innecesarios.
Litigio y conciliación
Y, entre ellos, citó algo novedoso: propuso apostar por nuevos instrumentos de conciliación previa a que un conflicto entre ciudadanos llegue al juzgado. De este modo se reduciría el alto grado de litigiosidad que demuestra tener la sociedad andaluza. En el último año, las cifras revelan que volvió a crecer el número de asuntos registrados con más de 1.721.000 en el año 2007. Según las estadísticas, la mayoría fueron asuntos penales, seguidos por los civiles y los contenciosos. Estos últimos son, como se ha denunciado en numerosas ocasiones, los que se encuentran en peor situación, con un atasco de más de 76.000 asuntos. El resto, salvo excepciones, está al día.
Para dar una idea de la carga de trabajo de los jueces, el presidente del TSJA apuntó que dictan tres resoluciones por cada día de trabajo, sin contar el resto de tareas que asumen en su jornada. Una carga que es superior a la estipulada por el Consejo General del Poder Judicial. «Los jueces hacen su trabajo. Pero es cierto que si no nos ayudan desde fuera la Justicia no siempre es lo que debería ser», concluyó.
Fuente: ideal.es
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