Las mujeres afganas continúan viviendo sin derechos en un país que, a ojos de la comunidad internacional, ya no es un peligro y cuenta con un gobierno ‘democrático’. Pero la situación, según RAWA, es muy diferente. Danish Hamid nació en Afganistán pero con muy pocos años emigró con su familia a Irán, para acabar años más tarde en los campos de refugiados en Pakistán. Desde que tiene uso de razón ha participado en las acciones humanitarias y políticas de RAWA (Asociación Revolucionaria de las Mujeres de Afganistán) y ahora, con 23 años, recorre el mundo para explicar la verdadera situación en la que se encuentran las mujeres afganas y su país, “olvidado” por la comunidad internacional.
Esta joven afgana explica que, a pesar de la caída de los talibán y la formación de un nuevo gobierno liderado por Hamid Karzai, su pueblo “está sometido al terror y a la tiranía de los fundamentalistas”. Para contrarrestar la situación, RAWA – que todavía no ha sido legalizada en el país -- visita las ciudades y las áreas rurales, crea escuelas y centros de salud clandestinos, pone en marcha programas para discapacitados y forma a la mujer en derechos. Además, forma los hombres afganos “para conseguir un cambio de mentalidad que permita mejorar” la situación de las mujeres. Actualmente, las mujeres afganas ocupamos el mismo papel que los judíos en la Europa nazi.
¿A qué problemas se enfrentan las mujeres afganas en estos momentos?
¿Y en las áreas rurales?
La situación es aún peor, porque el Gobierno no tiene el control. Esto significa que en estas provincias los fundamentalistas tienen el poder, pistolas y dólares en los bolsillos. Y hacen lo que les apetece: matan, violan, maltratan, secuestran... Ni en las ciudades ni en las áreas rurales hay seguridad para las mujeres y su situación seguirá igual mientras haya fundamentalistas en el poder. En todo el país no hay una buena atención sanitaria, ni servicios de educación, somos un país destruido que ha de empezar de cero y que debería apostar por la seguridad, en especial para las mujeres. ¿Para qué queremos escuelas o universidades si no nos sentimos seguras? Incluso dentro del burka las mujeres tienen miedo.
¿Estamos entonces ante una democracia ficticia?
¿Qué papel juega Naciones Unidas en este conflicto?
Fuente: Alerta Digital
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