jueves, diciembre 02, 2010

Málaga: Uno de cada tres juicios de faltas está relacionado con peleas entre vecinos

Una mujer de mediana edad se sienta muy nerviosa ante un abogado. Cuando éste le pregunta por el motivo de su desasosiego, ella le explica que no está acostumbrada a acudir a un letrado, pero añade que quiere demandar a su vecina por la vía civil. «¿Por qué motivo exactamente, señora?», le pregunta incrédulo el jurista. «Fácil, su gata ha parido en el cochecito de mi bebé». Aunque parezca la escena de una película de Tarantino, esa demanda llegó a un juzgado de Primera Instancia de Marbella y motivó que diez personas (juez, dos abogados, secretario y los funcionarios encargados de tramitar el expediente) se dieran cita para solventar ese problema de convivencia.


Según explica el presidente de la Audiencia Provincial, Francisco Arroyo Fiestas, cada vez hay más temas de escasa enjundia entreteniendo a los jueces, y rubrica esa reflexión con un dato: uno de cada tres juicios de faltas –jurisdicción penal– que se celebran en la capital cada año está relacionado con peleas entre vecinos.

«Muchos de esos juicios están relacionados con temas vecinales, insultos, injurias menores, peleas o asuntos de tráfico. La tendencia hoy es despenalizar las faltas con menor trascendencia jurídica», reflexiona Arroyo, quien añade al instante: «Cada denuncia que llega a vista de faltas mueve al denunciante, al denunciado, a los testigos, al juez y al secretario, además de a todo el juzgado».

Un funcionario de Fiscalía que prefiere no dar su nombre explica: «Hay muchas denuncias baladíes que con una acertada mediación extrajudicial o con el sentido común se solucionarían. Lo que no se puede es denunciar al vecino porque no te da las buenas tardes».

Algunos de estos asuntos penales de menor calado se dan, por ejemplo, cuando alguien tiene prisa por echar gasolina pero decide no esperar la cola; o cuando una persona es denunciada por «mirar mal» a alguien –caso real–, o, ya en la jurisdicción civil –Primera Instancia–, cuando se demanda a un tercero por asuntos económicos de escaso montante.

«Acusa que algo queda»

Javier Muriel, abogado, asegura contundente: «Éste es el país de acusa que algo queda. Y en lo penal es más fácil, porque quien denuncia, si pierde, no tiene que pagar las costas, como ocurre en los asuntos civiles, donde la gente se lo piensa más a la hora de demandar: si no ganan, tienen que aflojar el bolsillo».

«Hay juzgados de Instrucción llenos de expedientes relativos a discusiones de vecinos», recalca. Cada una de ellas puede requerir la intervención de hasta diez personas en busca de «la verdad material».

«Y luego están lo que los juristas llamamos querellas catalanas: esas que se ponen por el simple placer de ponerlas y, si pierdo, pues no pasa nada», recalca.

Éste es un problema que han venido sufriendo especialmente los jueces de Instrucción. Al estar tan saturados los juzgados de lo Mercantil, asuntos de su jurisdicción acaban llevándose a la vía penal. Ésta tiene primacía sobre cualquier otra, de forma que una denuncia paraliza ipso facto cualquier expediente civil, contencioso o social. «Es una mala práctica que se realiza para obstaculizar el tema mercantil. Por ejemplo, en cualquier asunto relacionado con sociedades, en los que un socio le reclama algo al administrador, o estoy con minoría en una junta, se pone una querella por delito societario o malversación y el otro proceso se paraliza, ganando dos años. Total, como el denunciante luego no tiene que pagar...», apostilla.

Esta situación llegó a ser denunciada, incluso, por el fiscal coordinador de la Sección de Delitos Económicos, Antonio González: «Se utiliza la vía penal como medio más rápido para la tramitación de asuntos».

Los datos hablan por sí mismos: en 2009, los juzgados y la Audiencia registraron la entrada de 417.823 casos; a finales de ese ejercicio, quedaban sin resolver más de 95.000. El volumen de procesos que ingresaron los órganos judiciales de Málaga supone casi una cuarta parte del total andaluz. En la autonomía, por cierto, la litigiosidad –el uso que hacen los ciudadanos de la Administración de Justicia– ha crecido un 80% en tres lustros.

Una cifra más: las demandas civiles presentadas en la capital en lo que va de año han aumentado en 1.500, hasta las 47.916. Para Málaga, según el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, habrían de crearse nueve juzgados en breve.

El secretario provincial del Sindicato de Trabajadores de la Administración de Justicia (STAJ), Juan Antonio Luque, también considera que, cada vez más, la población «recurre a los juzgados para resolver problemas que podrían solucionarse de forma privada y pacífica».

Disidencia

Frente a la unanimidad aparente, se alza con fuerza una voz discordante: la del abogado José Manuel Vázquez, quien subraya: «Los juzgados y tribunales tienen que prestar un servicio al ciudadano que acude a ellos para defender sus derechos, si cree que éstos han sido vulnerados. Los abogados hacen un trabajo extrajudicial que, a veces, no se reconoce, llegando a acuerdos previos a juicio». «El uso de los tribunales va unido a un mayor nivel cultural de la población y a una más acentuada sensibilización como consecuencia de los medios de comunicación. Es algo agradable, porque significa que confían en sus jueces. No creo que exista un abuso en la interposición de denuncias y demandas», sentencia.

Su colega Muriel pone el ejemplo de los políticos, cuyos cruces de declaraciones acaban casi siempre en un juzgado. «No predican con el ejemplo», recalca.

Hay, incluso, «auténticos adictos a los juzgados, éstos denuncian absolutamente todo lo que les ocurre».

Soluciones

¿Qué se puede hacer? El presidente de la Audiencia, tras advertir de que se trata de ideas puramente personales, cree que no se deberían poder recurrir a la Audiencia todos los juicios de faltas –y de otra naturaleza–, sino sólo «aquellas sentencias en las que se impone una pena de cárcel». En cuanto al tema civil, sólo podrían ser recurridos aquellos casos en los que la cantidad discutida supere los 400 euros.

Ahora se están potenciando los servicios de mediación extrajudicial, terreno que todos los actores consultados consideran como «vital» para descongestionar los juzgados. «Así dejaremos de escuchar cómo muchos jueces, al término de un juicio de faltas, dicen a los protagonistas que eso se podía haber resuelto en privado sin necesidad de acudir al tribunal», concluye Luque.

Fuente: laopiniondemalaga.es

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