lunes, junio 16, 2008

Los funcionarios interinos son un grave problema, según los jueces


Una nueva edición de los Desayunos Legales, organizados por LA GACETA y El Derecho Editores, puso de relieve la gran preocupación que existe entre el colectivo de jueces y magistrados sobre la falta de formación de los funcionarios interinos. El debate contó con la presencia de José Luis Requero, vocal del Consejo General del Poder Judicial; el magistrado del Tribunal Supremo, Ángel Juanes; la magistrada María José García-Galán, y el abogado y magistrado en excedencia Javier Gómez de Liaño. También se debatió sobre la ejecución de las sentencias y pidieron recuperar la figura del juez de distrito, con todas las garantías, para reducir la sobrecarga de los tribunales.


Jueces de distrito y mediación, claves para agilizar la Justicia

La Justicia española se encuentra en una situación delicada. Su ritmo es demasiado lento para resolver los litigios de los ciudadanos y para dar una respuesta rápida cuando se solicitan medidas cautelares o se incoa un procedimiento abreviado. Las causas de que esta Administración no funcione correctamente son multifactoriales (falta de presupuesto, sobrecarga de trabajo de los jueces, falta de medios materiales y personales, informatizar los juzgados, demasiada introsimisón de políticas judiciales, etcétera). Este mal endémico, que dura varias décadas, ha vuelto a tener otro brote de alarma social. El caso Mari Luz ha dejado en evidencia al Poder Judicial al desvelar la falta de control de las ejecutorias.

Una de las conclusiones de los invitados para agilizar la Justicia fue la necesidad de recuperar la figura de los jueces de distrito (desaparecidos con la Ley Orgánica del Poder Judicial de 1985), pero sin connotaciones políticas en su elección, es decir, a través de una oposoción objetiva. Con estos profesionales se descargarían de trabajo todos los órdenes jurisdiccionales. Así, José Luis Requero, vocal del CGPJ, manifestó que “uno de los mayores errores históricos que se han cometido fue suprimir la figura de los jueces de distrito”. Otra de las medidas para desatascar el colapso judicial sería la mediación, esto es, llegar a acuerdos antes de judicializar el pleito.

Los ponentes comenzaron su intervención tomando el pulso a la salud judicial. Javier Gómez de Liaño, abogado y magistrado de la Audiencia Nacional en excedencia, explicó que “la inflación de asuntos judiciales y la extraordinaria sobrecarga que sufren los jueces está provocando que los ritmos de esta Administración sean desesperantes”. Gómez de Liaño ilustró esta idea con un caso paradigmático: el Tribunal Supremo (TS) tardó siete años en resolver un recurso de uno de sus clientes, y cuando el bufete quiso comunicárselo, éste ya había fallecido.

¿Y quién ha causado este marasmo judicial? Unanimidad en el diagnóstico: los cuatro magistrados señalaron con el dedo acusador a la clase política. A pesar de que reconocieron que se han producido innovaciones y esfuerzos por parte de la Administración, todos afirmaron sin ambages que a ningún gobierno, con independencia de su color, le interesa que la Justicia funcione bien. Un ejemplo de que esta aseveración es cierta lo puso Requero: “En la jurisdicción contencioso-administrativa interesa que la Justicia sea cada vez más lenta, prueba de ello es que cuando se acomete una reforma en este ámbito, se le atribuyen nuevas competencias, por lo que aumenta la sobrecarga. Igual sucede en materia laboral con el personal estatutario”. Gómez de Liaño añadió: “Una Justicia que funcione bien es muy peligrosa”. El magistrado del TS, Ángel Juanes, reprochó a los políticos que no toman decisiones basadas en un criterio práctico. Y es que, según señaló Requero, “desde que se aprobó la Constitución, sólo se ha actuado en función del interés político y no social”. El mapa judicial es un buen ejemplo de ello. “Se aprueban muchos órganos jurisdiccionales para contentar al alcalde de turno porque Cartagena no quiere ser menos que Murcia”, ilustró el vocal del CGPJ. Esta política fue tildada de “facilona”, “simple” e “ineficaz”.

Otro punto del debate fue el cumplimiento de los plazos legales de abogados y jueces. Liaño afirmó que es “extremadamente injusto que los letrados tengan que cumplir con severidad estos plazos, mientras sus señorías no. Cuando la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo construyó una atenuante analógica de dilaciones indebidas es que el propio órgano se daba cuenta de la pereza de muchos tribunales”.

María José García-Galán, magistrada-juez del Juzgado de Instrucción número 19 de Madrid, defendió a la judicatura: “Salvo barrer y fregar el juzgado, el juez tiene que ocuparse de todo. Cada vez se nos exige más y cada vez entran más asuntos complejos. Debemos reconocer el esfuerzo que se está haciendo porque estamos realmente saturados”. Requero matizó y le contestó que “cada juez tiene un secretario que se ocupa de organizar el trabajo”. García-Galán reprobó a los abogados su afán por la judicialización: “Hay muchos pleitos inventados que contribuyen a congestionar los juzgados”. Gómez de Liaño reconoció que los letrados no evitan los juicios porque suelen salir rentables. El magistrado del TS y el vocal del CGPJ reprendieron a los secretarios judiciales por “su obsesión por conseguir las mismas competencias que los jueces, cuando de lo que se deben preocupar es de ser expertos en la organización de los órganos jurisdiccionales para descargar a los magistrados”.

Depuradas las responsabilidades, se propusieron soluciones. Todos los ponentes insistieron en que no sólo hay que aumentar los medios, sino aprender a racionalizarlos. “No puede ser que en algunas salas del Supremo no haya trabajo y otras estén saturadas mientras hay magistrados desaprovechados”, enfatizó Juanes. Siguiendo con el capítulo económico, los ponentes debatieron si sería más eficaz que el propio CGPJ administrase los presupuestos, en lugar del Ministerio de Justicia. Liaño lo defendió afirmando que la independencia judicial debe ir acompañada por la económica. “Las experiencias de autogobierno judicial han sido insatisfactorias porque no sabemos administrarnos”, apuntó Requero. Una de las peticiones más reivindicadas fue la necesidad de modernizar la Administración. “El Ministerio de Justicia ha creado muchos programas informáticos, pero todos poco inteligentes y desarrollados”, denunció Juanes.

Los interinos, un grave problema para jueces y magistrados

Un asunto que trae de cabeza a jueces, magistrados, fiscales, abogados y secretarios judiciales es la falta de formación de los interinos de Justicia, que tramitan diariamente los expedientes. El magistrado Ángel Juanes criticó duramente “cómo se hacen las bolsas de trabajo de los interinos, pues al ser bolsas de paro no se realiza un proceso de especialización”. Juanes subrayó que “muchos de ellos, sin formación jurídica, no saben cómo funcionan los ordenadores; es un desastre. El 30% de las plazas están vacantes. Y lo que es peor, ningún ministro habla de las bolsas de trabajo”. Para colmo, “los concursos de traslado se hacen una vez al año y, además, en verano”. El vocal del CGPJ, José Luis Requero, que corroboró esta opinión, añadió que “el problema de los interinos no puede ser económico. ¿Por qué no se cubren todas las plazas con funcionarios de carrera? El dinero se gasta igualmente. Ahora, en vez de pagar a un titular se remunera a un interino”. La magistrada María José García-Galán criticó que el juez vive en un constante polvorín porque “tiene que controlar y ser responsable del trabajo de un interino, que puede proceder de una panadería y que a duras penas sabe leer y escribir”. La magistrada enfatizó que “en los juzgados civiles no se puede hacer responsable a un juez del trabajo de los interinos. Puso el siguiente ejemplo: “Yo no di posesión dos veces a una persona porque no sabía absolutamente nada. Entonces me llamaron los sindicatos y me pusieron en un brete al decirme que o le daba posesión o renunciaban a que se cubriera esa plaza”. Por su parte, el abogado Javier Gómez de Liaño apuntó que “es inexplicable que no se profesionalice a los funcionarios de Justicia”. Esta situación es un factor más de la falta de racionalización de los medios por parte del Ministerio de Justicia. En este sentido, “los ciudadanos no tienen por qué soportar las impotencias de la Administración para resolver los problemas”, afirmó Gómez de Liaño.

Cada juzgado debería ejecutar sus propias sentencias

Otro asunto por el que arrecieron fuertes críticas de los ponentes fue el relativo a la falta de control de las ejecutorias. “Es lamentable que, por un asesinato como el de la pequeña Mari Luz, se haya conocido la situación en la que se encuentran las ejecuciones de las sentencias penales”, apuntó Requero. Sin embargo, la alarma en este asunto está en las ejecutorias civiles que son muchísimas más que las penales, como señaló el magistrado del Supremo Ángel Juanes. Este experto criticó el modelo de Oficina Judicial que se ha creado, que según su opinión, “ha servido para dar respuesta a un grupo corporativista, lo que es un error; no creo en esas macrooficinas judiciales”. “Propondría que cada juzgado llevara sus propias ejecutorias porque no se deben segregar”, matizó. En este sentido, Requero añadió que “es mucho más cómodo quedarse en sentencia y mandar la ejecutoria a otro juzgado. Esto no lo entiendo porque es una tarea mecánica y no especialmente compleja”. Gómez de Liaño fue tajante al manifestar que la Constitución dice que al juez le corresponde juzgar y ejecutar lo juzgado. Además, “históricamente a los jueces no les gusta ejecutar las sentencias”. María José Galán explicó que “la jurisdición penal debería aprender de la civil donde se ha potenciado el cumplimiento voluntario de las sentencias”. La magistrada se preguntó si habría alguna manera de premiar voluntariamente el cumplimiento de la pena como pasa en la Administración de Hacienda.

Fuente: gaceta.es

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Se quejan ustedes de la ineficacia del personal interino , y por otro lado, las opositoras que han estudiado tanto tiempo´,no se sienten examinadas ni escuchadas,pues ni se les deja ni casi empezar el primer tema.¿Como se puede evaluar a una persona si no pueden exponer lo que sabe?

Anónimo dijo...

Buenas, soy un funcionario interino de la Administración de Justicia, de 28 años y licenciado en derecho. Un compañero lleva veinte como funcionario de carrera y no sabe hacer nada, se escaquea y es vago. Pregunta constantemente sobre sus expedientes y aun así, se dedica a interponer quejas contra sus compañeros. Ni le interesa, ni le importa nada más que vaguear y molestar a los demás.

Anónimo dijo...

Hola, la experiencia que yo tengo es de interinos que entran con formación jurídica y experiencia laboran en ámbitos diversos, pero sin conocimiento específicos en el uso de las aplicaciones utilizadas en justicia ni concretamente en la tramitación. Mientras que los funcionarios nuevos tienen un curso de 2 meses de formación, se espera que los interinos por ciencia infusa se enfrenten directamente a los expedientes. Lo único con lo que pueden contar para aprender es la buena voluntad de algún compañero funcionario que les quiera enseñar, siempre claro, como si fuera un favor y gracias a Dios que alguno haya que quiera hacerlo. No se puede echar la culpa del problema de Justica a interinos que ni la administración, ni los compañeros funcionarios veteranos, ni los secretarios, ni los jueces quieren formar porque les interesa tener a alguien a quien echar la culpa de su propia ineficiencia.

Anónimo dijo...

Como de costumbre hay que echar la mierda a alguien, y el lado más débil es el "interino/a", el problema hay que atajarlo desde la raíz, cosa que no interesa, pq es costoso, es decir, una buena formación previa, persona/as que ayuden a aprender el trabajo de los nuevos interinos o de carrera, exigencia por parte de todos a que esto se cumpla (jueces, secretarios...) y una buena organización.
Mientras tanto, siempre habrá interinos a los que ponerles la cara colorada que no tiene ni idea del trabajo que son unos inútiles, etc. A lo fácil, antes de mirar el ombligo a los demás hay que mirarse antes el de uno mismo y hacer autocrítica.
El movimiento se consigue andando, hay que mover el culo si se quiere mejorar la situación.
Suerte a todos los "interinos/as" y paciencia.....

Anónimo dijo...

??????????, siempre hay que quejarse y el lado más débil el interino

Anónimo dijo...

Buenas tardes. Yo trabajé como interino varios años. El acoso aprovechándose de la inseguridad que rodea a quien no conoce un trabajo sencillo pero técnico me hizo víctima del desprecio de ciertos "fijos"; incluyendo aquí a un juez borracho y acosador que creía que podía abusar de mi precariedad laboral; una secretaria judicial con nivel humano de barrendera que se permitía gritarme como una bestia a su antojo (si es válida la extrapolación y perdón a los barrenderos). Un individuo malencarado y semi-analfabeto pero "fijo" que todos los días decía en voz alta que los interinos "son una mierda" y "buenos días a todos menos a uno" ... Y etc y etc.

Es una verguenza para aquellos que amparándose en su situación aventajada sacan tajada inmoral y vergonzosa en un ámbito donde creen que pueden aprovecharse de ello.

Yo ahora tengo un buen trabajo "fijo" y bien pagado que me ha proporcionado mi formación y otras características personales que una educación elemental me impiden mencionar, pero jamás negaría un buenos días a un recién llegado. Ni abriría un expediente a un novato que lleva unas semanas para cubrirme las espaldas dada mi negligencia. Ni siendo jefe (Juez p.e.), trataría de despedir a alguien porque mi amante, a quien tengo contratada "por la patilla" en un organo público, "se quiere tirar al recién llegado")etc etc etc... Cosas que sí me ocurrieron a mí entre otras muchas...

Espero que estas anécdotas (son unas cuantas pero sufrí aún más), hagan reflexionar a más de uno...