La cooperante catalana Alicia Gámez, secuestrada en Mauritania por Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI) desde el pasado 29 de noviembre junto a otros dos miembros de la ONG Barcelona Acció Solidària, está siendo trasladada en avión a la capital de Burkina Faso, Uagadugú, junto con la rehén de nacionalidad italiana Filomena Kaouburee, según ha confirmado un consejero del presidente malí, Amadou Toumane Toure.
Ambas rehenes abandonaron el bastión de los salafistas en el desierto malí, en la región norteña de Kidal, durante esta madrugada y esta mañana han despegado desde la vecina Gao, a 400 kilómetros, hasta Uagadugú. También desde Gao partió hace dos semanas hacia Bamako –tras ser canjeado por cuatro presos salafistas encarcelados en Mali- el rehén francés Pierre Camatte, raptado en la malí Menaka el pasado 25 de noviembre.
Tras reunirse en un aparte en el Congreso con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, diputados catalanes también han confirmado la liberación de Gámez.
Además, el jefe del Ejecutivo les ha transmitido que el fin del secuestro de los otros dos cooperantes catalanes, Albert Vilalta y Roque Pascual, "va por buen camino", aunque explican que el presidente no ha querido aventurar fechas y ha optado por no confirmar ni desmentir el pago del rescate, argumentando que hay informaciones que sólo deben comentarse en la Comisión de Secretos Oficiales.
Alicia Gámez será recibida por la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez, que voló anoche hasta Burkina, de donde es natural Kaouburee, mujer del secuestrado italiano Sergio Ciccala, todavía en manos de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
Según fuentes del Gobierno malí, la cooperante catalana podría ser trasladada a lo largo del día a Barcelona acompañada por Rodríguez desde Burkina Faso, país que ha jugado un papel primordial en su liberación y la de Kaouburee, a la que según fuentes cercanas a la negociación se le dio ya la posibilidad de abandonar su cautiverio hace semanas. Opción que "en ese momento rechazó para permanecer con su marido".
Gámez fue secuestrada el pasado 29 de noviembre en una carretera a 170 kilómetros de la capital mauritana, Nouakchott, cuando recorría el país junto a un grupo de voluntarios con una caravana solidaria de la ONG Barcelona Acció Solidaria.
Rodríguez y la vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, se desplazaron el martes hasta Barcelona para hacer llegar la noticia a la familia de Gámez y de los otros dos catalanes que fueron secuestrados junto a ella, Albert Vilalta y Roque Pascual.
Ambos -además del italiano Sergio Ciccala, marido de Kaouburee-, no podrán sin embargo dejar atrás todavía el escondite de los salafistas en el desierto del norte de Mali, del que ha hecho la filial de Osama Bin Laden en el Magreb una de sus principales bases de operaciones y entrenamiento.
Su liberación sigue perfilándose como complicada al haberse hecho públicas el pasado viernes, según fuentes cercanas a la negociación, las nuevas reclamaciones de los terroristas, que habrían sumado a sus peticiones económicas para dejar libres a los españoles también su canje por un grupo de presos salafistas encarcelados en la vecina Mauritania. Un país que se ha negado en varias ocasiones en las últimas semanas a ceder al chantaje de los radicales y negociar con los terroristas.
Fuente: elmundo.es
Ambas rehenes abandonaron el bastión de los salafistas en el desierto malí, en la región norteña de Kidal, durante esta madrugada y esta mañana han despegado desde la vecina Gao, a 400 kilómetros, hasta Uagadugú. También desde Gao partió hace dos semanas hacia Bamako –tras ser canjeado por cuatro presos salafistas encarcelados en Mali- el rehén francés Pierre Camatte, raptado en la malí Menaka el pasado 25 de noviembre.
Tras reunirse en un aparte en el Congreso con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, diputados catalanes también han confirmado la liberación de Gámez.
Además, el jefe del Ejecutivo les ha transmitido que el fin del secuestro de los otros dos cooperantes catalanes, Albert Vilalta y Roque Pascual, "va por buen camino", aunque explican que el presidente no ha querido aventurar fechas y ha optado por no confirmar ni desmentir el pago del rescate, argumentando que hay informaciones que sólo deben comentarse en la Comisión de Secretos Oficiales.
Alicia Gámez será recibida por la secretaria de Estado de Cooperación Internacional, Soraya Rodríguez, que voló anoche hasta Burkina, de donde es natural Kaouburee, mujer del secuestrado italiano Sergio Ciccala, todavía en manos de Al Qaeda en el Magreb Islámico (AQMI).
Según fuentes del Gobierno malí, la cooperante catalana podría ser trasladada a lo largo del día a Barcelona acompañada por Rodríguez desde Burkina Faso, país que ha jugado un papel primordial en su liberación y la de Kaouburee, a la que según fuentes cercanas a la negociación se le dio ya la posibilidad de abandonar su cautiverio hace semanas. Opción que "en ese momento rechazó para permanecer con su marido".
Gámez fue secuestrada el pasado 29 de noviembre en una carretera a 170 kilómetros de la capital mauritana, Nouakchott, cuando recorría el país junto a un grupo de voluntarios con una caravana solidaria de la ONG Barcelona Acció Solidaria.
Rodríguez y la vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, se desplazaron el martes hasta Barcelona para hacer llegar la noticia a la familia de Gámez y de los otros dos catalanes que fueron secuestrados junto a ella, Albert Vilalta y Roque Pascual.
Ambos -además del italiano Sergio Ciccala, marido de Kaouburee-, no podrán sin embargo dejar atrás todavía el escondite de los salafistas en el desierto del norte de Mali, del que ha hecho la filial de Osama Bin Laden en el Magreb una de sus principales bases de operaciones y entrenamiento.
Su liberación sigue perfilándose como complicada al haberse hecho públicas el pasado viernes, según fuentes cercanas a la negociación, las nuevas reclamaciones de los terroristas, que habrían sumado a sus peticiones económicas para dejar libres a los españoles también su canje por un grupo de presos salafistas encarcelados en la vecina Mauritania. Un país que se ha negado en varias ocasiones en las últimas semanas a ceder al chantaje de los radicales y negociar con los terroristas.
Fuente: elmundo.es
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