La procesión de la Curia, por la ciudad amurallada, volvió a sorprender por su sencillez, recogimiento, devoción y silencio. La Santísima Virgen de la Soledad, talla del escultor Sánchez Lozano, fue procesionada a hombros de abogados, procuradores, jueces, fiscales y funcionarios de la Administración de Justicia, que integran la Hermandad de la Curia, Paso Negro.
Una rigurosa solemnidad presidió la procesión que tuvo su salida por el Carrerón de la Colegiata de San Patricio. El descenso suave permitió contemplar unas bellísimas imágenes a los que la esperaban en la Plaza de España. Delante del trono, aparecían los 'alguacilillos', un grupo de pequeños que portaron, como antaño, las llaves de la ciudad, así como el escudo de la Justicia.
Acompañaban a la imagen, el estandarte de la Virgen de la Soledad, que este año se estrena después de ser restaurado. La pieza es obra de Emiliano Rojo y data de los años cincuenta del pasado siglo. Su medallón central, en sedas, representa la imagen de la Virgen. El calado en oro que lo remata supuso una innovación cuando se produjo su estreno.
El estandarte ha incorporado tras su recuperación las argollas bordadas que curiosamente han sido realizadas por la hija de una de las bordadoras que participaron en la elaboración de la pieza original. Más de cuatro kilos de oro y 35.000 euros han costado el estreno de este año de la Hermandad de la Curia.
La bandera
Otra de las piezas magníficas de esta cofradía es la bandera que consta de varios medallones bordados en sedas con motivos barrocos. Fue realizada en 2007 en los talleres de la Hermandad y su dirección artística corrió a cargo de José López Gimeno. La bandera es exhibida de forma particular a las puertas del Porche de San Antonio. Éste es uno de los puntos más emotivos del recorrido, por las dificultades que entrañan las escaleras y por el escenario, la única puerta que queda de la ciudad medieval. Es en este lugar y en callejuelas como la de Zapatería, donde mayor número de público se concentra para presenciar la imagen de la Virgen de la Soledad.
La luz tenue de las viejas farolas de hierro forjado permiten contemplar en las paredes encaladas de las viejas viviendas la sombra de la titular de la Curia. En algunos puntos, son las velas de los mayordomos los que iluminan el camino a esta procesión que cada año cuenta con mayor número de asistentes. La recogida también es digna de reseñar por su belleza.
Fuente: laverdad.es
Una rigurosa solemnidad presidió la procesión que tuvo su salida por el Carrerón de la Colegiata de San Patricio. El descenso suave permitió contemplar unas bellísimas imágenes a los que la esperaban en la Plaza de España. Delante del trono, aparecían los 'alguacilillos', un grupo de pequeños que portaron, como antaño, las llaves de la ciudad, así como el escudo de la Justicia.
Acompañaban a la imagen, el estandarte de la Virgen de la Soledad, que este año se estrena después de ser restaurado. La pieza es obra de Emiliano Rojo y data de los años cincuenta del pasado siglo. Su medallón central, en sedas, representa la imagen de la Virgen. El calado en oro que lo remata supuso una innovación cuando se produjo su estreno.
El estandarte ha incorporado tras su recuperación las argollas bordadas que curiosamente han sido realizadas por la hija de una de las bordadoras que participaron en la elaboración de la pieza original. Más de cuatro kilos de oro y 35.000 euros han costado el estreno de este año de la Hermandad de la Curia.
La bandera
Otra de las piezas magníficas de esta cofradía es la bandera que consta de varios medallones bordados en sedas con motivos barrocos. Fue realizada en 2007 en los talleres de la Hermandad y su dirección artística corrió a cargo de José López Gimeno. La bandera es exhibida de forma particular a las puertas del Porche de San Antonio. Éste es uno de los puntos más emotivos del recorrido, por las dificultades que entrañan las escaleras y por el escenario, la única puerta que queda de la ciudad medieval. Es en este lugar y en callejuelas como la de Zapatería, donde mayor número de público se concentra para presenciar la imagen de la Virgen de la Soledad.
La luz tenue de las viejas farolas de hierro forjado permiten contemplar en las paredes encaladas de las viejas viviendas la sombra de la titular de la Curia. En algunos puntos, son las velas de los mayordomos los que iluminan el camino a esta procesión que cada año cuenta con mayor número de asistentes. La recogida también es digna de reseñar por su belleza.
Fuente: laverdad.es
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