El juez de familia Francisco Serrano acaba de publicar el libro Un divorcio sin traumas. Se trata de una obra que pretende transmitir nuevas formas de separación matrimonial que ayuden a eliminar conflictos provocados con la judicialización del proceso: SAP, custodia compartida, denuncias falsas, malos tratos, discriminaciones y privilegios por razón de género.
-¿El libro es una síntesis de lo que sucede normalmente en los juzgados de familia y por ello le lleva a proponer soluciones menos traumáticas?
-Efectivamente, la obra tiene como objetivo proponer estrategias de solución de conflictos de pareja; la mejor forma de ganar una guerra es evitándola. Se deben agotar todas las medidas preventivas, cambiar las actitudes de los cónyuges y los jueces, fiscales y abogados debieran imprimir un enfoque terapéutico para ayudar a la gente y no echar más leña al fuego. El divorcio puede ser una solución patológica de conflictos para evitar llegar a situaciones de violencia. Muchas veces se utiliza a los niños en interés del uno contra el otro, con el deseo de venganza, de resentimiento, de rencor y de despecho. En estas situaciones pierden todos, los adultos y los pequeños.
-Se muestra muy crítico con la Ley de Violencia de Género y se le tacha de políticamente incorrecto...
-Soy un convencido de la crítica constructiva a la Ley de Violencia de Género porque nos está llevando a la criminalización de los problemas de familia. Creo que debe hacerse una redefinición de lo que es el maltrato. El derecho penal ha de ser la última de las soluciones, igual que en medicina cuando hay que operar a un paciente porque las otras vías de curación no dan resultados. Se debe distinguir entre el verdadero maltrato y la conflictividad de una ruptura de pareja para no llegar a la hipocresía de que, en vez de proteger a las verdaderas víctimas, protejamos situaciones de abuso, en este caso por las denuncias falsas.
-¿Los juzgados registran índices elevados de denuncias por malos tratos que luego se califican como falsas??
-Claro, quien tiene la sartén por el mango da el sartenazo. Sea quien sea. Se dan muchísimos casos de denuncias por maltrato y luego se comprueba que son falsas. Cuando una mujer no quiere que su ex pareja vea a su hijo, le denuncia por maltrato, amenazas; que un padre quiere que se otorgue una custodia compartida y la madre no, pues lo denuncia por maltrato y ya no procede presentar la custodia compartida. Todo esto se da y como el artículo 456 del Código Penal no se ha reformado, pues el que presenta una denuncia falsa no tiene castigo. Si se impusieran penas duras contra quienes utilizan la justicia como mecanismo de venganza, las denuncias falsas casi desaparecerían. Ahora mismo, una persona denuncia en falso a otra, y por lo más grave serían dos años de prisión pero si no hay condena anterior, en ningún caso habría detención ni privación de libertad. Sin embargo, el denunciado, pasaría 48 horas detenido en un calabozo como primer paso. Esto provoca situaciones de violencia donde antes no existían riesgos. Ahora generamos riesgos. Si cojo los últimos cien asuntos de cualquier juzgado de violencia, puedo asegurarle que no hay más de 10 ó 15 casos que respondan a una verdadera situación de maltrato, desigualdad o de discriminación del hombre sobre la mujer. A éstas mujeres son a las que de verdad debemos proteger, el resto son situaciones de abuso por no redefinir el maltrato. Muchas mujeres no denuncian por miedo, porque la justicia no les inspira confianza por esto mismo. Se le está tomando el pelo a la sociedad, a las maltratadas... En los tres primeros años de vigencia de la Ley han entrado 480.663 asuntos penales en los juzgados de violencia. Condenas por maltrato, no llegan a 32.000, o lo que es lo mismo, el 6,56%. En ningún ámbito de la justicia, cuando se conoce al supuesto autor de un delito se da un índice tan elevado de sobreseimientos.
-El SAP se debate hace años en la Psicología, con detractores y defensores ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Me da igual cómo se le denomine a una cosa que ha existido siempre. La manipulación del más débil, en este caso de los hijos por uno de los progenitores para ponerlo en contra del otro, existe. Llega un momento en que el cinismo y la hipocresía de lo políticamente correcto nos lleva a negar situaciones que todo el mundo sabe que existen. La mala leche no tiene sexo y hay padres y madres que manipulan y adiestran en el odio a sus hijos contra su ex pareja. Quienes niegan el SAP son, en general, quienes se sitúan en lo que yo llamo el feminismo por la diferencia, el feminismo talibán. Hay que estudiar caso por caso porque, por lo general, se llega al maniqueísmo del fenómeno y se simplifica diciendo que un niño rechaza al padre porque es maltratador pero cuando el padre no es el alienado y es la madre, se niega. Hay que investigar los casos sin prejuicio de género y sin la censura que se da en algunos medios de comunicación ante lo que es políticamente incorrecto.
-¿No cree que si todos somos iguales ante la ley debería ser una realidad la custodia compartida como modelo preferente tras una separación?
-Cierto. El modelo ideal, el más justo, es la custodia compartida. Todos los que realmente creemos en la igualdad tenemos este criterio. Hay que convencer a los progenitores de que para conciliar la vida familiar y laboral se deben compartir todas las tareas y cuando hay hijos, su crianza ha de ser la principal. Por lo tanto, si una pareja se divorcia, las responsabilidades con los menores debieran seguir intactas porque son los adultos quienes se divorcian, los hijos no se divorcian de ellos. En este sentido tengo que decir que el feminismo radical, por la diferencia, se opone a esta situación. El feminismo por la igualdad defiende el derecho a la custodia compartida porque esto obligaría a los padres a cumplir con sus obligaciones respecto a sus hijos, igual que las madres, pero esto no sale en la foto oficial que nos quieren vender quienes defienden ese feminismo radical.
-¿Por qué cree, entonces que se registran tantas sentencias discriminatorias sobre separaciones y custodias?
-Las cosas han de ir cambiando y los tribunales han de ser sensibles a la evolución de la sociedad. No se pueden seguir dictando sentencias conforme a la España que había cuando se aprobó la Ley de Divorcio en 1981. Los jueces deben ser objetivos, sin prejuicios y sólo mirar por el interés del niño. Cuando se otorgue una custodia a una madre ha de ser por razones justificadas de idoneidad y no por otras cuestiones, si no, no se entiende la igualdad. Considerar que la mujer está más preparada por un hecho biológico es lo que defendía la Sección Femenina de Falange. ¿Entonces, cuánto hemos evolucionado en favor de la igualdad? ¿Para qué existe un Ministerio de Igualdad?. En 1991, el Tribunal Constitucional se refirió a que no existe preferencia a la hora de otorgar una custodia porque iría contra el principio de igualdad. Pero parece que usamos al Constitucional cuando nos interesa. Esta es la foto real que la gente ve y no la oficial que nos venden.
Fuente: laopinion.es
-¿El libro es una síntesis de lo que sucede normalmente en los juzgados de familia y por ello le lleva a proponer soluciones menos traumáticas?
-Efectivamente, la obra tiene como objetivo proponer estrategias de solución de conflictos de pareja; la mejor forma de ganar una guerra es evitándola. Se deben agotar todas las medidas preventivas, cambiar las actitudes de los cónyuges y los jueces, fiscales y abogados debieran imprimir un enfoque terapéutico para ayudar a la gente y no echar más leña al fuego. El divorcio puede ser una solución patológica de conflictos para evitar llegar a situaciones de violencia. Muchas veces se utiliza a los niños en interés del uno contra el otro, con el deseo de venganza, de resentimiento, de rencor y de despecho. En estas situaciones pierden todos, los adultos y los pequeños.
-Se muestra muy crítico con la Ley de Violencia de Género y se le tacha de políticamente incorrecto...
-Soy un convencido de la crítica constructiva a la Ley de Violencia de Género porque nos está llevando a la criminalización de los problemas de familia. Creo que debe hacerse una redefinición de lo que es el maltrato. El derecho penal ha de ser la última de las soluciones, igual que en medicina cuando hay que operar a un paciente porque las otras vías de curación no dan resultados. Se debe distinguir entre el verdadero maltrato y la conflictividad de una ruptura de pareja para no llegar a la hipocresía de que, en vez de proteger a las verdaderas víctimas, protejamos situaciones de abuso, en este caso por las denuncias falsas.
-¿Los juzgados registran índices elevados de denuncias por malos tratos que luego se califican como falsas??
-Claro, quien tiene la sartén por el mango da el sartenazo. Sea quien sea. Se dan muchísimos casos de denuncias por maltrato y luego se comprueba que son falsas. Cuando una mujer no quiere que su ex pareja vea a su hijo, le denuncia por maltrato, amenazas; que un padre quiere que se otorgue una custodia compartida y la madre no, pues lo denuncia por maltrato y ya no procede presentar la custodia compartida. Todo esto se da y como el artículo 456 del Código Penal no se ha reformado, pues el que presenta una denuncia falsa no tiene castigo. Si se impusieran penas duras contra quienes utilizan la justicia como mecanismo de venganza, las denuncias falsas casi desaparecerían. Ahora mismo, una persona denuncia en falso a otra, y por lo más grave serían dos años de prisión pero si no hay condena anterior, en ningún caso habría detención ni privación de libertad. Sin embargo, el denunciado, pasaría 48 horas detenido en un calabozo como primer paso. Esto provoca situaciones de violencia donde antes no existían riesgos. Ahora generamos riesgos. Si cojo los últimos cien asuntos de cualquier juzgado de violencia, puedo asegurarle que no hay más de 10 ó 15 casos que respondan a una verdadera situación de maltrato, desigualdad o de discriminación del hombre sobre la mujer. A éstas mujeres son a las que de verdad debemos proteger, el resto son situaciones de abuso por no redefinir el maltrato. Muchas mujeres no denuncian por miedo, porque la justicia no les inspira confianza por esto mismo. Se le está tomando el pelo a la sociedad, a las maltratadas... En los tres primeros años de vigencia de la Ley han entrado 480.663 asuntos penales en los juzgados de violencia. Condenas por maltrato, no llegan a 32.000, o lo que es lo mismo, el 6,56%. En ningún ámbito de la justicia, cuando se conoce al supuesto autor de un delito se da un índice tan elevado de sobreseimientos.
-El SAP se debate hace años en la Psicología, con detractores y defensores ¿Cuál es su opinión al respecto?
-Me da igual cómo se le denomine a una cosa que ha existido siempre. La manipulación del más débil, en este caso de los hijos por uno de los progenitores para ponerlo en contra del otro, existe. Llega un momento en que el cinismo y la hipocresía de lo políticamente correcto nos lleva a negar situaciones que todo el mundo sabe que existen. La mala leche no tiene sexo y hay padres y madres que manipulan y adiestran en el odio a sus hijos contra su ex pareja. Quienes niegan el SAP son, en general, quienes se sitúan en lo que yo llamo el feminismo por la diferencia, el feminismo talibán. Hay que estudiar caso por caso porque, por lo general, se llega al maniqueísmo del fenómeno y se simplifica diciendo que un niño rechaza al padre porque es maltratador pero cuando el padre no es el alienado y es la madre, se niega. Hay que investigar los casos sin prejuicio de género y sin la censura que se da en algunos medios de comunicación ante lo que es políticamente incorrecto.
-¿No cree que si todos somos iguales ante la ley debería ser una realidad la custodia compartida como modelo preferente tras una separación?
-Cierto. El modelo ideal, el más justo, es la custodia compartida. Todos los que realmente creemos en la igualdad tenemos este criterio. Hay que convencer a los progenitores de que para conciliar la vida familiar y laboral se deben compartir todas las tareas y cuando hay hijos, su crianza ha de ser la principal. Por lo tanto, si una pareja se divorcia, las responsabilidades con los menores debieran seguir intactas porque son los adultos quienes se divorcian, los hijos no se divorcian de ellos. En este sentido tengo que decir que el feminismo radical, por la diferencia, se opone a esta situación. El feminismo por la igualdad defiende el derecho a la custodia compartida porque esto obligaría a los padres a cumplir con sus obligaciones respecto a sus hijos, igual que las madres, pero esto no sale en la foto oficial que nos quieren vender quienes defienden ese feminismo radical.
-¿Por qué cree, entonces que se registran tantas sentencias discriminatorias sobre separaciones y custodias?
-Las cosas han de ir cambiando y los tribunales han de ser sensibles a la evolución de la sociedad. No se pueden seguir dictando sentencias conforme a la España que había cuando se aprobó la Ley de Divorcio en 1981. Los jueces deben ser objetivos, sin prejuicios y sólo mirar por el interés del niño. Cuando se otorgue una custodia a una madre ha de ser por razones justificadas de idoneidad y no por otras cuestiones, si no, no se entiende la igualdad. Considerar que la mujer está más preparada por un hecho biológico es lo que defendía la Sección Femenina de Falange. ¿Entonces, cuánto hemos evolucionado en favor de la igualdad? ¿Para qué existe un Ministerio de Igualdad?. En 1991, el Tribunal Constitucional se refirió a que no existe preferencia a la hora de otorgar una custodia porque iría contra el principio de igualdad. Pero parece que usamos al Constitucional cuando nos interesa. Esta es la foto real que la gente ve y no la oficial que nos venden.
Fuente: laopinion.es
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