lunes, marzo 02, 2009

Avilés: "El edificio lo dejaron muy mono, pero aquí no funciona nada"

El 19 de enero de 2005 un aluvión de pitidos y reproches sirvió de bienvenida al entonces ministro de Justicia, Juan Fernando López Aguilar, a los Juzgados avilesinos. Los funcionarios le reprocharon así, el mismo día en que se inauguraba la ampliación del Palacio de Justicia de Avilés, las carencias de medios materiales, de personal e incluso el mal aprovechamiento de las renovadas instalaciones. Cinco años después, las quejas de los trabajadores de Marcos del Torniello van en aumento.


El trabajo, dicen, se ha triplicado, el número de salas continúa en aumento (en enero comenzó a funcionar el séptimo Juzgado de primera instancia e instrucción), mientras que la plantilla es la misma «que hace quince años» y los medios informáticos cada vez están más desfasados.

«Por no haber no hay ni bolígrafos, las grapas se rompen (el papel es la principal herramienta de trabajo) y se comparte una impresora entre varios despachos», aseguró ayer un funcionario. Las reclamaciones de los trabajadores de Marcos del Torniello son comunes, independientemente de la labor que desempeñan: inseguridad (sólo existe un vigilante para todo el edificio), ordenadores «casi decimonónicos» y con «conexiones a internet pésimas», faxes que no funcionan, un teléfono para compartir entre varios despachos (otro tanto con las fotocopiadoras) hacen que cada jornada se convierta en una auténtica odisea. Algunos, como Noah Adams (responsable de información), han optado por llevar su propia impresora a los Juzgados. «La impresora es mía. La tuve que traer de casa. Aquí, si algo no va bien, o lo solucionas por tus propios medios o te quedas como estás», protestó.

Los sindicatos judiciales alertaron hace apenas un mes de que la fiscalía avilesina, en la que trabajan cinco fiscales y cuatro funcionarios, se encuentra «bajo mínimos». «Estamos los mismos que cuando se creó esta fiscalía, hace quince años, la misma plantilla con el triple de trabajo desde que comenzaron los juicios rápidos y se puso en marcha el Juzgado de violencia de género. Ni siquiera tocamos a funcionario por fiscal. Es más, tenemos tres Juzgados para cada uno. El retraso de buena parte de los casos de estos Juzgados se produce aquí, en fiscalía. Con la creación del séptimo Juzgado mixto deberían haber incorporado, al menos, otro fiscal y otro funcionario», explicó Carlos Ortega, prácticamente oculto entre montañas de procedimientos.

Las quejas también provienen de las funcionarias del flamante Juzgado de primera instancia e instrucción número siete. «Tenemos que imprimir ocho personas por la misma impresora y si tenemos que hacer fotocopias (es multifunción) se atasca. Los procesadores informáticos son de primera generación. Y aquí, al menos, los ordenadores tienen pantalla plana», explicó una de las trabajadoras. Las dependencias de esta sala están separadas de las del número cuatro por un armario. Y es que apenas a tres años de la inauguración de la ampliación del Palacio, los Juzgados de Marcos del Torniello se sometieron a una nueva obra: la reforma de las instalaciones para adaptarse a la nueva oficina judicial (el sistema con el que se pretende modernizar la justicia y que se iba a aplicar en Avilés como experiencia piloto), que plagó el edificio judicial de espacios diáfanos y que obliga, en algunos casos, a separar salas mediante armarios u otros muebles.

Los trabajadores también critican que el Principado está denegando las solicitudes para formar parte del plan de formación especializada de adaptación al puesto de trabajo alegando que «no ha sido aprobada la formación para 2009». «Los interinos tenemos derecho a un tutor, según las normas de la bolsa de trabajo. Están denegando las solicitudes por falta de presupuesto», protestó Mari Cruz Fernández, del Juzgado número 5 (civil). La falta de medios también ha obligado a detener la digitalización de los documentos del Registro Civil que datan desde 1950. «Se aplicó a los nacimientos y los matrimonios, pero, al llegar a las defunciones, se quedaron sin dinero. Si necesitamos hacer un cambio (como un apellido equivocado o cualquier otro dato) en un acta de defunción, el sistema no nos lo permite», relató una funcionaria.

Un paseo de apenas una hora por el Palacio de Justicia avilesino se traduce en más de un centenar de críticas, tantas como trabajadores. «El edificio lo dejaron muy mono, pero aquí no funciona nada», concluyó Noah Adams.

Fuente: lne.es

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