sábado, marzo 14, 2009

La Audiencia de los líos


¿Es la joya de la corona de la justicia o un tribunal copado por estrellas que abusan de su poder? La Audiencia Nacional se ha convertido en un actor protagonista de la vida política y social, un papel que pocos le auguraban cuando nació en 1977. Por ello, se multiplican las voces que piden una limitación de sus funciones, así como el control de la dimensión pública de sus principales magistrados. Un debate alimentado por la controversia de casos como ‘Gürtel’, el intento de persecución de los crímenes de Franco o los conflictos diplomáticos derivados de la jurisdicción universal.


La hora de una reforma de la Audiencia Nacional parece haber llegado, después de tres décadas de funcionamiento que los expertos coinciden en valorar positivamente. Es la opinión de Francisco Javier Gómez de Liaño, ex magistrado de la Audiencia y ex vocal del Consejo General del Poder Judicial, quien destacó el “papel extraordinario” que ha cumplido este tribunal, aunque subrayó la necesidad de limitar sus competencias. A su juicio, el terrorismo, el narcotráfico, y los grandes delitos económicos deberían concentrar los esfuerzos de la Audiencia.

De este modo, parte de la carga de trabajo que arrastra este órgano se repartiría por los diferentes juzgados y tribunales de España. El cauce para estos cambios pasa por la reforma de la Ley Orgánica del Poder Judicial, una vía complicada por la tormenta que podría desatarse entre PSOE y PP, muy sensibles a los efectos políticos de las decisiones procedentes de la Audiencia Nacional.

Para Francisco Javier Díaz, profesor de Fundamentos del Derecho de la Universidad de Alcalá, estas reformas legales deberían dirigirse a terminar con el excesivo protagonismo de algunos magistrados. En contraposición a la relevancia pública de jueces como Baltasar Garzón, Díaz recordó el modo de trabajo de los miembros del Tribunal Supremo o de los miles de jueces que se encargan discretamente de casos de tanto impacto social como el de la joven recientemente asesinada en Sevilla.

El fenómeno de los jueces estrella, alentado en muchos casos por los medios de comunicación y los partidos políticos en función de sus intereses coyunturales, es una de las críticas más repetidas. Gómez de Liaño denunció el “afán de notoriedad” y los “excesos” cometidos por los magistrados, por lo que reclamó una corrección normativa. Además, señaló que debe ser el Ministerio Fiscal el encargado de trasladar la información a la opinión pública, en lugar de que el juez quien acapare todos los focos. “No están para exhibirse, sino para trabajar”, afirmó.

Rafael de Mendizábal, primer presidente de la Audiencia Nacional y magistrado emérito del Tribunal Constitucional, criticó la “espectacularidad” y “lo desorbitado” de la exposición pública de este tribunal, y criticó la “vocación imperialista” que supone el ejercicio de la “jurisdicción universal”. Una facultad que ha llevado a la persecución desde Madrid de delitos en Israel, Guatemala, Ruanda, El Salvador, Chile, Tíbet o el Sáhara, o incluso a la revisión de la dictadura franquista.

32 años de polémica

No obstante, Mendizábal defendió la existencia de la Audiencia, especialmente necesaria en un Estado descentralizado, ya que puede actuar como un tribunal federal. Así, rechazó asimilar el comportamiento de determinados magistrados con el funcionamiento del tribunal, y demandó una reforma completa del sistema judicial español que evite disfunciones como los jueces estrella o los enfrentamientos entre juez y fiscal.

La Audiencia Nacional fue creada en 1977, al mismo tiempo que desaparecía el Tribunal de Orden Público. Una comparación que llevó a algunos sectores a criticar su nacimiento, y que todavía utilizan como argumento grupos como PNV o ERC, partidarios de su desaparición. De acuerdo con Díaz, el nuevo tribunal logró arrancar el “ropaje franquista” a la Justicia, sobre todo en la persecución de los delitos de terrorismo.

Su evolución ha ido acompañada de polémica, tanto por los magistrados que han ejercido en ella, como por los casos que han abordado. El síndrome tóxico causado por el aceite de colza, la investigación de los GAL, el accidente del Yakolev 42, los atentados del 11-M, o los innumerables juicios a etarras han convertido a este tribunal en un arma de doble filo, político y judicial. Su carácter futuro dependerá en parte de quién sea elegido como nuevo presidente, en sustitución de Carlos Dívar. El CGPJ tiene sobre la mesa nueve candidatos, entre los que destacan figuras tan conocidas como Garzón o Javier Gómez Bermúdez. A ellos les corresponderá decidir si el espectáculo continúa en las escaleras de la Audiencia Nacional.

Fuente: elconfidencial.com

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