Podría pensarse que los problemas de los juzgados de Ferrol son de infraestructuras (edificios poco acordes con la planta judicial, almacenes de archivo escasos y mal preparados: uno sufrió un incendio recientemente), pero la realidad es que lo que faltan son órganos judiciales. Es decir, medios humanos. Buenos jueces y buenos funcionarios. El tercer partido de Galicia en población sufre la gran movilidad de los magistrados y precisa de más órganos judiciales.«Estamos negros y lo vemos todo muy crudo». Lo dice Manuel Couce Pereiro, delegado sindical de la concesionaria Ford de Ferrol, que el pasado junio dejó en la calle a toda su plantilla. Pues bien, desde entonces, cuando se celebró el juicio por despido, están esperando a que el Juzgado de lo Social número 2 dicte sentencia. El problema es que este es uno de los cuatro órganos judiciales que están vacantes en esta plaza, porque los magistrados han pedido el traslado. Esta movilidad y escasa permanencia en Ferrol de los profesionales de la judicatura es uno de los problemas más serios que sufren los tribunales locales. Aunque los jueces sustitutos (uno, procedente de Santiago, es el que tiene que dictar la sentencia de los despidos de la Ford) hacen una labor importantísima mientras ocupan transitoriamente estas vacantes, la realidad es que la falta de titulares crea importantes disfunciones.
Ferrol no ha conseguido que se le reconozca con hechos su condición de tercer partido judicial de Galicia, por encima de Santiago o Pontevedra, pero muy por debajo en planta. José María Ontañón, delegado en la ciudad del Colegio de Procuradores de La Coruña, sostiene que es un reflejo más del poco reconocimiento que tiene la ría de Ferrol en el entramado de Galicia, bien ante la Xunta, ante la capital de la provincia o la Administración General del Estado. «En otro lugar ante cualquier problema de sus juzgados se reacciona, se forma una comisión ciudadana que es escuchada por los poderes que tienen que resolver, pero en Ferrol, no», dice.
Nuevas tecnologías
El fiscal jefe de área, Román Ruiz Alarcón, analiza la situación así: «Aquí hace falta un juzgado de violencia exclusivo y uno de primera instancia, tan necesarios los dos como el comer. Es de extrema necesidad, y también uno mercantil». Ruiz Alarcón aprovecha para incidir en la escasísima implantación de la tecnología informática. «¿Se puede entender que la causa del gasóleo, con 66 tomos [el macrosumario del fraude en la venta de gasoil, por toda Galicia, que investigó el juez Morán de Ferrol], tenga que fotocopiarse más de veinte veces para repartirla entre todos los abogados personados?». Porque, dice señalando la pantalla del ordenador de su despacho, «esto es solo un teclado y una impresora, nada más».
Ontañón, un ferviente defensor de la informatización de toda la maquinaria judicial, se pregunta por qué no se extiende la firma electrónica y el envío de las causas por vía informática, como ya se hace con un nuevo programa en Burgos, Elche y Barcelona.
Fuente: lavozdegalicia.es
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