lunes, noviembre 09, 2009

Santiago de Compostela: La mediación alivia el atasco en los juzgados

No todos los litigios han de acabar ante el juez. La mediación, como sistema alternativo en la solución de conflictos, funciona. Lo demuestra el proyecto piloto aplicado en el juzgado de familia 6 de Santiago. Los mediadores, un psicólogo y una abogada, atendieron 29 casos desde la puesta en marcha de la iniciativa, en marzo pasado.


"A nuestro despacho siempre llegan casos desde los juzgados, asuntos que deriva un juez porque considera que las partes pueden alcanzar una solución pactada sin necesidad de que él dicte sentencia", explica Juan Daponte. Este psicólogo, junto con la abogada Olga Faílde, integran el equipo de mediación intrajudicial que desde el mes de marzo funciona en el Juzgado de Instrucción nº 6 de Santiago de Compostela. Una iniciativa que surgió ante la mínima aplicación práctica de la mediación en el ámbito familiar, frente al progresivo uso de este método alternativo en otras comunidades.

Mediagal, el servicio de mediación extrajudicial de Galicia, no había conseguido conectar con la sociedad: tramitó cinco solicitudes en 2005, tres en 2006, diez en 2007 y 19 en 2008. Con estas cifras sobre la mesa y con la verificación simultánea del éxito de experiencias de mediación intrajudicial en juzgados de otras autonomías adscritos a un proyecto promovido por el Poder Judicial, Galicia se subía al carro del arbitraje.

La perseverancia del magistrado Roberto Soto, la tenacidad de varios fiscales y la implicación de psicólogos y abogados se plasmaban en un convenio firmado por representantes de la Xunta, el Colegio de Abogados de Santiago, la Fiscalía Superior y el Colegio de Psicólogos de Galicia.

Los mediadores se pusieron manos a la obra el 10 de marzo de este año y, desde entonces, han atendido 29 casos. ‘Esto supone un cifra casi equivalente a los asuntos tratados en Mediagal en los dos años anteriores’, explica el magistrado Roberto Soto, titular del Juzgado de Primera Instancia nº 6 de Santiago.

‘La diferencia es que aquí la mediación se reduce a un solo juzgado y en un partido cuya población es apenas superior al 5% de toda Galicia. La dedicación de los mediadores no es exclusiva (martes y viernes de 8.00 a 15:00 horas), pero si mantienen el ritmo superaran antes de finales de año el número de asuntos equivalente al total de las realizadas en la comunidad de 2003 a 2008’. El éxito, según los promotores de la iniciativa, radica en la implicación de los profesionales implicados.

‘Los número están ahí. Mantenemos el 100% de asistencia a las sesiones informativas iniciales presenciales, frente al 40% de ausencias en los proyectos de Navarra, Barcelona o Madrid tras más de tres años de vigencia y experiencia práctica’, apunta Juan Daponte.

‘El 60% de las personas a las que se le plantea acepta la tramitación de mediación (la media española y europea ronda el 30%) y, de éstos, la mitad llegan a una solución pactada’, añade Olga Faílde. De los 29 casos derivados, 18 aceptaron participar en el programa y ocho llegaron a un acuerdo’.

Problemas de pareja

La mayoría de los conflictos están asociados a problemas de pareja y los mediadores tienen que terciar en asuntos delicados: divorcios, separaciones, custodias de hijos, regímenes de visitas, relaciones entre abuelos y nietos, nombramientos de tutores y celebraciones religiosas (bautizos y primeras comuniones). Admiten todos los casos de familia, desde adopciones y acogidas hasta liquidaciones de sociedades de gananciales; quedan excluidos supuestos en los que algunas de las partes haya sufrido violencia de género, tenga alguna adicción o enfermedad mental grave, o no acepte la cláusula de confidencialidad.

‘Tendemos puentes y buscamos puntos de encuentro por que, en la mayoría de los casos, las partes tienen que mantener la relación en el futuro’, explica Daponte. ‘Nosotros nunca vamos a aconsejar ni ofrecer soluciones; es fundamental nuestra neutralidad e imparcialidad, pero tenemos nuestra estrategia. Una de las técnicas que utilizamos es la de pasar de posiciones a intereses; dejamos al margen las posiciones iniciales de las partes, que normalmente son demasiados ambiciosas, y les pedimos que piensen lo que realmente les interesa’.

‘El acuerdo al que llegan los contendientes es el mejor’

El diálogo es suficiente para descubrir las verdaderas motivaciones y desenmascarar falsas pretensiones. ‘Hemos conseguido que una pareja que acumulaba más de 15 años de conflicto, llegase a un punto de encuentro en menos de un mes’, asegura Olga Faílde. ‘Lo habitual es que en tres sesiones, cuando los dos ponen de su parte y tienen verdadero interés, lleguen a una solución’.

Los mediadores insisten en que no son jueces y reiteran que los contendientes son los que deben buscar el acuerdo. ‘Aunque nosotros podamos pensar que sería posible llegar a un mejor solución, no intervenimos. Si las partes llegan a un punto de encuentro, bien está. El acuerdo al que llegan los con tendientes es el mejor, no el que le impone un tercero’.

Los contendientes no siempre lo ven así. ‘Llegan a la primera sesión cargados de escepticismo y muchos parecen seguros de que su caso sólo lo puede resolver un juez con una sentencia, pero algunos han cambiado de idea en tres sesiones y han encontrado la solución buscada’, argumenta Juan Daponte. ‘Algunos que comenzaban el proceso reclamando importantes cantidades de dinero, renuncian a sus pretensiones económicas porque lo que realmente querían era ver más a sus hijos. Otros que solicitaban la custodia, descubren que lo realmente desean es pasar más tiempo con los niños (y no tener su custodia)’.

La mayoría de las demandas (90%) son derivadas por el juez de oficio; la iniciativa en el resto de los pasos corresponde a los contendientes, de mutuo acuerdo. ‘Hay asuntos que se resuelven hablando, sentándose en la misma mesa y descubriendo cual es la verdadera raíz del problema’, explica Faílde. ‘Con la mediación fomentamos la cultura del diálogo y contribuimos a desatascar el sistema judicial’.

Si ese pacto al que llegan las partes cumple con los requisitos legales, tiene validez legal. Una de las copias del acuerdo va para los contendientes y la otra para el juez, que la incorpora a la sentencia. Si no hay solución pactada, la mediación no cae en saco roto. Nueve de cada diez usuarios de este servicio de mediación intrajudicial lo consideran positivo, incluso cuando no hay acuerdo.

Mediadores y promotores de este programa no ocultan su satisfacción por los resultados cosechados. ‘Esperamos que el servicio se extienda a las siete ciudades gallegas y se estudie su implantación para asuntos ajenos al ámbito familiar’. Abogados, jueces y fiscales demandan la creación inmediata de una ley de mediación actualizada, que regule y ampare la aplicación de estos procesos en conflictos que afectan al ámbito privado y esferas de proximidad. ‘No sólo hay justicia donde hay tribunales y estos sistemas de mediación son muy útiles cuando se trata de casos en los que las partes tienen que seguir manteniendo una relación personal’.

Fuente: atlantico.net

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