Los 36 juzgados mercantiles se pelean ya con una avalancha de dos mil procesos concursales. La saturación condena a muerte a cerca del 95% de las empresas con problemas. Las tradicionales quiebras o suspensiones de pagos, ahora rebautizadas bajo el nombre de procesos concursales, se han convertido en una avalancha difícil de contener. En lo que va de año, el número de empresas que, a causa de sus problemas para hacer frente a los pagos, ha entrado en proceso concursal asciende hasta septiembre a casi 1.650 y duplica el volumen del año 2007. Las expectativas son aún peores: los expertos se preparan para cerrar el año con al menos 2.000 empresas adicionales en este trance.
Y en medio de esta epidemia se encuentra la Justicia. Con una foto un tanto paradójica: 36 juzgados de lo Mercantil (unipersonales) para atender al tsunami de empresas que entran en concurso. El apoyo previsto: 4 nuevos juzgados hasta que acabe el año, según fuentes del Ministerio de Justicia.
“En Valencia hay dos juzgados y están en estos momentos con tres expedientes por día”, alerta José Luis Corell, responsable del área de reestructuración de empresas de Ernst & Young Abogados en Valencia.
El resultado es dramático. Las estadísticas en poder del Gobierno avalan que ya el 92% de las empresas que entra en esta fase de proceso concursal acaba muriendo. Los expertos consultados aseguran que el fuerte incremento detectado de los antiguos procesos de quiebra y suspensión de pagos, sin contrapartida en la dotación de medios de la Justicia, llevará el porcentaje con total seguridad, en breve, a niveles más cercanos al 95%.
Y eso, en el escenario optimista de que ninguna gran empresa declare concurso de acreedores, ya que otro caso como el de Martinsa Fadesa podría suponer el colapso total.
Corell aclara que el agravamiento de la situación ha sido notable “desde el pasado mes de septiembre” y apunta que “debe tenerse en cuenta que los juzgados de lo Mercantil siguen llevando todo el resto de asuntos de esta área al margen de los procesos concursales”, con lo que resultará casi imposible prestar a cada una de las empresas la necesaria atención para evitar que su problema financiero se convierta en una sentencia de muerte.
El panorama futuro no parece albergar grandes esperanzas. Los Colegios de Economistas prevén que hasta finales de 2009 se presenten en el juzgado más de 800 empresas cada trimestre al no poder hacer frente a sus pagos. Hasta el mes de junio, la media registrada era de sólo 270.
En agosto y la primera quincena del mes de septiembre, los concursos presentados en los jugados españoles casi triplicaron a los del mismo periodo de hace un año, al pasar de 65 a 188, según datos del Boletín Oficial del Estado (BOE) recopilados por el Consejo de Colegios de Economistas. En el segundo trimestre ya se registraron 631 concursos, y la cifra media de los últimos años apenas superaba las 250 cada tres meses.
La previsión de los economistas forenses, aquéllos que intervienen en los procedimientos judiciales, pasa por que esta cifra crezca con fuerza y supere los 800 este trimestre. Una evolución que se mantendría a lo largo de 2009. Así, el Colegio de Economistas espera que en 2008 se superen holgadamente los registros de años pasados. Desde el año 2004, en que entró en vigor la nueva Ley Concursal, han sido poco más de 4.000 los casos acumulados a caso de procesos concursales.
Más pesimistas son aún las estadísticas del propio Consejo Judicial del Poder Judicial (CGPJ). El “importantísimo impacto” de la crisis en los Juzgados de lo Mercantil duplicará el número de concursos este año, desde los 1.596 de 2007 hasta los 3.709. En 2009, la cifra se triplicará hasta los 4.738 procesos.
Los concursos serán sólo la punta del iceberg de la carga de trabajo de los juzgados de lo mercantil.
Los procesos concursales representaban hasta ahora sólo un 5% de la actividad de estas salas, a pesar de ser los procedimientos de mayor complejidad y peso a los que se enfrentan. El resto de la actividad, que ya en 2006 superaba los 21.200 procedimientos, es, en muchos casos, una suma de pequeños litigios que pueden terminar de colaborar para que se colapsen estos juzgados de seguir la actual conflictividad.
Como la antigua suspensión de pagos
La figura del concurso de acreedores llegó al tejido empresarial en el año 2004, ejercicio en el que se consagra este proceso y se modifica la reglamentación anterior, la de suspensión de pagos y quiebras. La norma exige que cuando el responsable de la compañía conoce que no puede hacer frente a sus pagos está obligado a presentar un concurso de acreedores. Y, si no lo hace, el proceso puede afectar a su patrimonio.
En el último año se ha alzado como el mejor arma de las compañías para hacer frente a su insolvencia, lo que ha colapsado los juzgados y mostrado la peor cara de la crisis, ya que, en muchos casos, afecta a las compañías más modestas: según el INE, el 60,3% de las concursadas son sociedades limitadas con un volumen de negocio de menos de 2 millones de euros. El 86,7% no pertenecen a un grupo empresarial.
Fuente: expansion.com
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