El cuello de botella de la Justicia navarra permanece estancado desde hace tiempo en la jurisdicción penal, donde la sobrecarga de trabajo debido al elevado número de procedimientos que se registran y las ejecutorias pendientes (sentencias firmes sin cumplirse) está motivando, además de un indudable retraso en el tiempo de los procedimientos, una incomodidad palpable entre el funcionariado propio, que busca una turbina de escape en juzgados de otras materias.
Los datos constatan una realidad, ya que cada vez es mayor el goteo de funcionarios judiciales que trabajan en Penal y que solicitan el cambio a otras jurisdicciones. En concreto, en el último concurso de traslado, convocado por el Ministerio de Justicia y publicado en el BOE el pasado 31 de marzo, hasta seis trabajadores fijos de los tres primeros Juzgados de lo Penal (el cuarto se creó en 2007) han solicitado el cambio de destino.
La cifra cobra especial realce si se tiene en cuenta que sólo 16 de los 36 funcionarios de Justicia con los que cuenta la rama de lo Penal (se distribuyen a 9 por órgano) cuentan con un puesto fijo. Por lo tanto, el 37,5% de éstos desea abandonar estos Juzgados para incorporarse a otros en los que se tramiten causas diferentes. El resto, una veintena de funcionarios, hasta el 56%, ocupan un puesto interino bien sea del cuerpo de Gestión procesal, del de Administración o del de auxilio judicial.
Los refuerzos
El año pasado se reforzaron los cuatro órganos penales navarros con un funcionario más cada uno para agilizar la ejecución de las sentencias pendientes. Lo que resaltan todas las fuentes consultadas es que los trabajadores interinos en lo Penal son de una eficacia altísima y así se puede mantener un ritmo tan alto de trabajo. En los últimos cuatro años, hasta 12 personas se han trasladado desde Penal a otras jurisdicciones, en particular por el atasco que afecta a este tipo de causas desde hace años y que se ha visto agravado con las recientes reformas del Código Penal.
Estas modificaciones de las leyes punitivas han provocado la criminalización de determinadas conductas de tráfico y la llegada masiva a los juzgados de casos de violencia sexista o familiar, pero este incremento de expedientes no se ha traducido en un latigazo en cadena. Desde hace un par de años, la cifra de procedimientos ingresados para dictar sentencia en cada uno de los cuatro Juzgados de lo Penal de Navarra supera en un 50% las cifras recomendadas por el CGPJ para cada unidad judicial.
Los Juzgados de lo Penal, que ya se encontraban con un volumen de trabajo excesivo, sufren en sus propias carnes la nueva legislación y así la calidad del servicio se resiente. Ésa es la conclusión principal. "Este trabajo es muy absorbente. Te marchas a casa y sigues pensando en el trabajo, sin llegar a desconectar. Y, además, eres consciente de que un error tuyo puede afectar a muchas personas. Así es cada vez más difícil ofrecer un servicio eficaz y de calidad", manifiesta un funcionario que tras 14 años en un Juzgado de lo Penal de Pamplona ha solicitado otro destino.
"No estoy quemado, pero sí desbordado. Me gusta el trabajo pero soportas mucho estrés", explica este trabajador de 37 años que busca un cambio de aires. "A mí no me gusta Civil y no me voy a marchar a un sitio que no me parezca atractivo. Pero sí que me apetece probar en temas laborales, en lo Social o lo Contencioso, porque ahora mismo en Penal ya hemos tocado techo. Creo que el cambio sería bueno tanto para nosotros como para el juzgado. Hemos perdido la ilusión del día a día. Cuando tienes un armario entero de asuntos sin abrir, eso desilusiona a cualquiera. Ahora puede que realice mi trabajo con más experiencia y calidad que cuando empecé pero llega un momento en el que te derrumbas", confirma.
Interinidad y responsabilidad
El magistrado Francisco García Romo, titular del Juzgado número 2 de Pamplona, entiende que "la carga de trabajo redunda en un mayor agobio y tensión en la oficina y los funcionarios se ven superados. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Los funcionarios que no están a gusto solicitan traslado a otras jurisdicciones más cómodas, lo que incide en un aumento de la interinidad y, finalmente de la pendencia. Es muy difícil salir de este círculo vicioso", confirma.
El funcionario de lo Penal que se ha apuntado a la convocatoria de traslado manifiesta desde su experiencia que su labor ha ido modificándose con el paso del tiempo. "Desde que empecé, el panorama de asuntos que se ingresan ha cambiado muchísimo. Antes había muchos delitos contra la seguridad del tráfico motivados por alcoholemias, hurtos sencillos o peleas no excesivamente complejas. Pero ahora hay muchísimos casos de violencia sexista, que llevan una tramitación complicada. Se trata de personas que son difíciles de localizar, a los que se les interponen muchas órdenes de busca y captura y al final eso supone una acumulación de trabajo. Todo esto desemboca en que el servicio no es el mismo en cuanto a calidad. Ahora hay una mayor posibilidad de cometer errores", explica el funcionario.
En opinión de este trabajador, la modificación de funciones del Juzgado de lo Penal les ha llevado a convertirse "casi en una prolongación de la instrucción. Penal se ha convertido en una especie de Juzgado de Guardia. Hace unos meses se juzgaron unos hechos que se produjeron en 2004, y los testigos a los que citaba casi ni recordaban de qué les hablaba. Así que acabas entendiendo los cabreos de la gente".
Fuente: noticiasdenavarra.com
Los datos constatan una realidad, ya que cada vez es mayor el goteo de funcionarios judiciales que trabajan en Penal y que solicitan el cambio a otras jurisdicciones. En concreto, en el último concurso de traslado, convocado por el Ministerio de Justicia y publicado en el BOE el pasado 31 de marzo, hasta seis trabajadores fijos de los tres primeros Juzgados de lo Penal (el cuarto se creó en 2007) han solicitado el cambio de destino.
La cifra cobra especial realce si se tiene en cuenta que sólo 16 de los 36 funcionarios de Justicia con los que cuenta la rama de lo Penal (se distribuyen a 9 por órgano) cuentan con un puesto fijo. Por lo tanto, el 37,5% de éstos desea abandonar estos Juzgados para incorporarse a otros en los que se tramiten causas diferentes. El resto, una veintena de funcionarios, hasta el 56%, ocupan un puesto interino bien sea del cuerpo de Gestión procesal, del de Administración o del de auxilio judicial.
Los refuerzos
El año pasado se reforzaron los cuatro órganos penales navarros con un funcionario más cada uno para agilizar la ejecución de las sentencias pendientes. Lo que resaltan todas las fuentes consultadas es que los trabajadores interinos en lo Penal son de una eficacia altísima y así se puede mantener un ritmo tan alto de trabajo. En los últimos cuatro años, hasta 12 personas se han trasladado desde Penal a otras jurisdicciones, en particular por el atasco que afecta a este tipo de causas desde hace años y que se ha visto agravado con las recientes reformas del Código Penal.
Estas modificaciones de las leyes punitivas han provocado la criminalización de determinadas conductas de tráfico y la llegada masiva a los juzgados de casos de violencia sexista o familiar, pero este incremento de expedientes no se ha traducido en un latigazo en cadena. Desde hace un par de años, la cifra de procedimientos ingresados para dictar sentencia en cada uno de los cuatro Juzgados de lo Penal de Navarra supera en un 50% las cifras recomendadas por el CGPJ para cada unidad judicial.
Los Juzgados de lo Penal, que ya se encontraban con un volumen de trabajo excesivo, sufren en sus propias carnes la nueva legislación y así la calidad del servicio se resiente. Ésa es la conclusión principal. "Este trabajo es muy absorbente. Te marchas a casa y sigues pensando en el trabajo, sin llegar a desconectar. Y, además, eres consciente de que un error tuyo puede afectar a muchas personas. Así es cada vez más difícil ofrecer un servicio eficaz y de calidad", manifiesta un funcionario que tras 14 años en un Juzgado de lo Penal de Pamplona ha solicitado otro destino.
"No estoy quemado, pero sí desbordado. Me gusta el trabajo pero soportas mucho estrés", explica este trabajador de 37 años que busca un cambio de aires. "A mí no me gusta Civil y no me voy a marchar a un sitio que no me parezca atractivo. Pero sí que me apetece probar en temas laborales, en lo Social o lo Contencioso, porque ahora mismo en Penal ya hemos tocado techo. Creo que el cambio sería bueno tanto para nosotros como para el juzgado. Hemos perdido la ilusión del día a día. Cuando tienes un armario entero de asuntos sin abrir, eso desilusiona a cualquiera. Ahora puede que realice mi trabajo con más experiencia y calidad que cuando empecé pero llega un momento en el que te derrumbas", confirma.
Interinidad y responsabilidad
El magistrado Francisco García Romo, titular del Juzgado número 2 de Pamplona, entiende que "la carga de trabajo redunda en un mayor agobio y tensión en la oficina y los funcionarios se ven superados. Es como la pescadilla que se muerde la cola. Los funcionarios que no están a gusto solicitan traslado a otras jurisdicciones más cómodas, lo que incide en un aumento de la interinidad y, finalmente de la pendencia. Es muy difícil salir de este círculo vicioso", confirma.
El funcionario de lo Penal que se ha apuntado a la convocatoria de traslado manifiesta desde su experiencia que su labor ha ido modificándose con el paso del tiempo. "Desde que empecé, el panorama de asuntos que se ingresan ha cambiado muchísimo. Antes había muchos delitos contra la seguridad del tráfico motivados por alcoholemias, hurtos sencillos o peleas no excesivamente complejas. Pero ahora hay muchísimos casos de violencia sexista, que llevan una tramitación complicada. Se trata de personas que son difíciles de localizar, a los que se les interponen muchas órdenes de busca y captura y al final eso supone una acumulación de trabajo. Todo esto desemboca en que el servicio no es el mismo en cuanto a calidad. Ahora hay una mayor posibilidad de cometer errores", explica el funcionario.
En opinión de este trabajador, la modificación de funciones del Juzgado de lo Penal les ha llevado a convertirse "casi en una prolongación de la instrucción. Penal se ha convertido en una especie de Juzgado de Guardia. Hace unos meses se juzgaron unos hechos que se produjeron en 2004, y los testigos a los que citaba casi ni recordaban de qué les hablaba. Así que acabas entendiendo los cabreos de la gente".
Fuente: noticiasdenavarra.com
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