El portal Junk Science hace una lista de los ecofanáticos más hipócritas. El primero lugar no podría ser otro que el apóstol Al Gore. Hoy, convertido en paladín planetario de la lucha contra el calentamiento global, premio Nobel, oscarizado y yerno perfecto de América, su notoriedad se ha multiplicado por cien. Al igual que su riqueza. Tanto que se mueve en su contaminante avión particular de 100 millones de dólares para dar conferencias.
Segundo lugar para los fundadores de Google por haber anunciado un 2008 sin carbón adquiriendo un “Google party jet”, un gigante Boeing 767 que quema 1550 galones de gasolina por hora. Otro caso conocido es el del senador Ted Kennedy, que clama contra las centrales térmicas porque, dice, producen calentamiento global pero que se opuso con éxito a que instalaran unos cuantos molinos de viento bien cerquita de su casa de Cape Cod.
Y qué decir de la pantomima de la ONU en Bali. Diez mil activistas en la paradisíaca isla viajando en avión cuando podría haberse utilizado tecnologías menos contaminantes como la videoconferencia o Internet.
A pesar de la grandilocuente retórica verde, España está un 20% por encima de su objetivo, Italia un 15% y Austria un 25%. Con apenas un 7%, Alemania encara un futuro sin energía nuclear (de aquí a 2020 deberá cerrar, por ley, todas sus centrales), sin generadores de carbón, con poca energía hidroeléctrica (apenas un 4% de su producción eléctrica), un suministro poco fiable de gas natural ruso y unas gigantescas (pero aún menos fiables) turbinas de viento.
Fuente: Periodista Digital
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