La sede judicial gijonesa, situada en la avenida de Juan Carlos I, al lado de la playa de Poniente, fue pensada a mediados de los años noventa del siglo pasado para albergar los Juzgados civiles. Finalmente, la opinión de un juez -que hizo valer la cercanía de la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía- reconvirtió las instalaciones en un edificio penal. Estos Juzgados estaban llamados a ser el gran centro neurálgico de la vida judicial de Gijón, en sustitución de los situados en la calle del Decano Prendes Pando, pero el reinado del nuevo palacio de justicia gijonés ha sido breve.
Poco más de una década después de abrir sus puertas ya ha recibido el aviso de jubilación. Las autoridades regionales y locales colocaron el pasado mes de diciembre la primera piedra del futuro palacio de justicia de La Bohemia: el gran complejo judicial del nuevo siglo en Gijón.
Los Juzgados de Poniente empezaron su andadura con mal pie. El artefacto explosivo instalado por la banda terrorista ETA en la puerta del edificio, cuando aún estaba en construcción, fue el primer tropiezo con el que se encontraron estas instalaciones. Era el 2 de noviembre de 1996. Después llegó la reconstrucción y su entrada en servicio. Los políticos de la época ni siquiera llegaron a inaugurar los Juzgados de manera oficial. Sencillamente, los trabajadores fueron llegando a ocupar sus puestos en marzo de 1998. Y lo hicieron con sorpresa.
El primer día el suelo jugó una mala pasada a una pareja de funcionarios, que resbalaron y se cayeron. Un primer paso excesivamente malo al que siguieron otros desperfectos hasta que, no hace mucho, el Principado decidió jubilar todas las sedes judiciales gijonesas: el edificio de Poniente, el situado en Prendes Pando, un piso de la calle Donato Argüelles y un local comercial cercano al futuro palacio de La Bohemia.
Los abogados fueron los primeros en quejarse del edificio judicial de Poniente. Un inmueble «con mucho espacio vacío y pocos lugares habilitados para el trabajo», en palabras de Antonio José Colunga, decano de los letrados entre los años 1999 y 2004. A día de hoy, en Poniente conviven los Juzgados penales, los de instrucción y otros servicios, como la sede del Colegio de Abogados o la de la fiscalía. La sede judicial es manifiestamente pequeña. Y, como muestra, un ejemplo: los representantes de la fiscalía trabajan en un pasillo.
No son los únicos. Las paredes de cristal, la falta de espacio y de intimidad en unas oficinas donde el anonimato es tan importante han hecho que los sindicatos levanten la voz más de una vez. Incluso los policiales. Nada más entrar se vislumbra el primer problema: el ciudadano no sabe dónde acudir, ya que no hay una oficina de información, y tienen que preguntar al agente policial encargado de la seguridad.
Posteriormente, cuando se dirigen a la sala a la que tengan que acudir, se encuentran con el gran problema: la falta de espacio. En algunas ocasiones tienen que esperar fuera de las salas, mezclándose con los funcionarios, que también trabajan, por otra parte, rodeados de papeles que ya no caben en el archivo.
A los profesionales de la judicatura les queda poco para conseguir nuevas oficinas. Durante el primer trimestre del año 2011 está previsto que se concluyan las obras del nuevo palacio de justicia de La Bohemia. Sin embargo, aunque la construcción del nuevo edificio ha comenzado ya, durante los últimos meses las sedes judiciales gijonesas han seguido necesitando dinero público. La última inversión que se llevó a cabo en el edificio situado en la avenida Juan Carlos I costó al Principado 60.000 euros. Las obras del quinto Juzgado de instrucción, el último instalado en la sede antes del traspaso de los Juzgados, se iniciaron en agosto del 2008. Fue el último paso de una historia de inversiones que comenzó cuando corría el año 1996.
La obra de los juzgados de Poniente era, por aquel entonces, más que necesaria. Al menos así lo asegura Eduardo Gota Losada, quien fue presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias entre 1989 y 2000: «La creación de las salas de la Audiencia, además del incremento exagerado de la litigiosidad en Asturias, hacían necesaria la inauguración de una nueva sede en Gijón». Un acto que se retrasó por el atentado y la falta de dinero para mobiliario.
Los comienzos fueron difíciles, además de caóticos. Algunos ciudadanos fueron citados en las dos sedes judiciales: la nueva y la vieja, ante la poca certeza del día de la inauguración.
Una vez abiertas las puertas, las obras continuaron. Algunas, de adecuación, y otras, de mejoras. El 4 de mayo de 1999, cuando apenas se había cumplido un año de la entrada de los trabajadores, se localizaron nuevas deficiencias: la caída de placas de la fachada.
El 1 de noviembre de 1999 se pusieron los primeros andamios para instalar la sede de la Sección Octava de la Audiencia. La justicia continúo avanzando con el paso del tiempo y el Ministerio adjudicó nuevos Juzgados para la ciudad. Tantos que la decimoprimera sala de primera instancia no pudo instalarse en las sedes existentes y tuvo que buscar un local independiente, situado en la Carretera Vizcaína, de manera que las instalaciones pasaron a dividirse en cuatro sedes. «En el Juzgado número 11 tienen hasta duchas», ríen algunos funcionarios conscientes de la poca adecuación de las instalaciones.
Las «nuevas» instalaciones de Poniente tienen sus días contados. El edificio ha sido donado como permuta a una empresa ferroviaria de las implicadas en la operación urbanística del «plan de vías» que cambiará la imagen de Gijón.
Fuente: lne.es
Poco más de una década después de abrir sus puertas ya ha recibido el aviso de jubilación. Las autoridades regionales y locales colocaron el pasado mes de diciembre la primera piedra del futuro palacio de justicia de La Bohemia: el gran complejo judicial del nuevo siglo en Gijón.
Los Juzgados de Poniente empezaron su andadura con mal pie. El artefacto explosivo instalado por la banda terrorista ETA en la puerta del edificio, cuando aún estaba en construcción, fue el primer tropiezo con el que se encontraron estas instalaciones. Era el 2 de noviembre de 1996. Después llegó la reconstrucción y su entrada en servicio. Los políticos de la época ni siquiera llegaron a inaugurar los Juzgados de manera oficial. Sencillamente, los trabajadores fueron llegando a ocupar sus puestos en marzo de 1998. Y lo hicieron con sorpresa.
El primer día el suelo jugó una mala pasada a una pareja de funcionarios, que resbalaron y se cayeron. Un primer paso excesivamente malo al que siguieron otros desperfectos hasta que, no hace mucho, el Principado decidió jubilar todas las sedes judiciales gijonesas: el edificio de Poniente, el situado en Prendes Pando, un piso de la calle Donato Argüelles y un local comercial cercano al futuro palacio de La Bohemia.
Los abogados fueron los primeros en quejarse del edificio judicial de Poniente. Un inmueble «con mucho espacio vacío y pocos lugares habilitados para el trabajo», en palabras de Antonio José Colunga, decano de los letrados entre los años 1999 y 2004. A día de hoy, en Poniente conviven los Juzgados penales, los de instrucción y otros servicios, como la sede del Colegio de Abogados o la de la fiscalía. La sede judicial es manifiestamente pequeña. Y, como muestra, un ejemplo: los representantes de la fiscalía trabajan en un pasillo.
No son los únicos. Las paredes de cristal, la falta de espacio y de intimidad en unas oficinas donde el anonimato es tan importante han hecho que los sindicatos levanten la voz más de una vez. Incluso los policiales. Nada más entrar se vislumbra el primer problema: el ciudadano no sabe dónde acudir, ya que no hay una oficina de información, y tienen que preguntar al agente policial encargado de la seguridad.
Posteriormente, cuando se dirigen a la sala a la que tengan que acudir, se encuentran con el gran problema: la falta de espacio. En algunas ocasiones tienen que esperar fuera de las salas, mezclándose con los funcionarios, que también trabajan, por otra parte, rodeados de papeles que ya no caben en el archivo.
A los profesionales de la judicatura les queda poco para conseguir nuevas oficinas. Durante el primer trimestre del año 2011 está previsto que se concluyan las obras del nuevo palacio de justicia de La Bohemia. Sin embargo, aunque la construcción del nuevo edificio ha comenzado ya, durante los últimos meses las sedes judiciales gijonesas han seguido necesitando dinero público. La última inversión que se llevó a cabo en el edificio situado en la avenida Juan Carlos I costó al Principado 60.000 euros. Las obras del quinto Juzgado de instrucción, el último instalado en la sede antes del traspaso de los Juzgados, se iniciaron en agosto del 2008. Fue el último paso de una historia de inversiones que comenzó cuando corría el año 1996.
La obra de los juzgados de Poniente era, por aquel entonces, más que necesaria. Al menos así lo asegura Eduardo Gota Losada, quien fue presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias entre 1989 y 2000: «La creación de las salas de la Audiencia, además del incremento exagerado de la litigiosidad en Asturias, hacían necesaria la inauguración de una nueva sede en Gijón». Un acto que se retrasó por el atentado y la falta de dinero para mobiliario.
Los comienzos fueron difíciles, además de caóticos. Algunos ciudadanos fueron citados en las dos sedes judiciales: la nueva y la vieja, ante la poca certeza del día de la inauguración.
Una vez abiertas las puertas, las obras continuaron. Algunas, de adecuación, y otras, de mejoras. El 4 de mayo de 1999, cuando apenas se había cumplido un año de la entrada de los trabajadores, se localizaron nuevas deficiencias: la caída de placas de la fachada.
El 1 de noviembre de 1999 se pusieron los primeros andamios para instalar la sede de la Sección Octava de la Audiencia. La justicia continúo avanzando con el paso del tiempo y el Ministerio adjudicó nuevos Juzgados para la ciudad. Tantos que la decimoprimera sala de primera instancia no pudo instalarse en las sedes existentes y tuvo que buscar un local independiente, situado en la Carretera Vizcaína, de manera que las instalaciones pasaron a dividirse en cuatro sedes. «En el Juzgado número 11 tienen hasta duchas», ríen algunos funcionarios conscientes de la poca adecuación de las instalaciones.
Las «nuevas» instalaciones de Poniente tienen sus días contados. El edificio ha sido donado como permuta a una empresa ferroviaria de las implicadas en la operación urbanística del «plan de vías» que cambiará la imagen de Gijón.
Fuente: lne.es
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