Mariano Fernández Bermejo declaró en su día que ‘soy de izquierdas y como tal actúo’ y se ha definido a sí mismo como ‘rojo’. Repasemos la trayectoria vital y profesional del que ha sido el más polémico de los ministros.
Mariano Fernández Bermejo (1948), que ha declarado famosamente que ‘hemos luchado contra los padres y ahora toca luchar contra los hijos’, es sin embargo hijo del alcalde falangista de su localidad natal, Arenas de San Pedro (Ávila). El padre del ministro era también jefe provincial del Movimiento.
Mariano cobró pronto fama de ‘señorito’ en su pueblo pues prefería tocar el bajo con su grupo ‘yeyé’, Los Cirros, antes que ayudar en las gasolineras de su padre, gasolineras que siguen funcionando hoy y que han sufrido el boicot de algunos vecinos.
La carrera como fiscal de Bermejo ha sido imparable. Fue número uno en la convocatoria de oposiciones de 1974. En 1985 cofunda la Unión Progresista de Fiscales. En 1989 es fiscal del Tribunal Supremo. Durante más de diez años marcados por la polémica ideológica (1992-2003), Bermejo fue fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid. Antes de ser nombrado ministro de Justicia en 2007, era fiscal jefe de sala de la sección de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo.
El nombramiento de Bermejo como ministro de Justicia se explica por su cercanía a Rodríguez Zapatero. El anterior ministro, López Aguilar, dejó una lista de ministrables entre los que no figuraba Bermejo. Bermejo, en cambio, era apoyado por Cándido Conde-Pumpido, Fiscal General del Estado, amigo de Bermejo desde antes de los tiempos en que este era conocido como ‘el fiscal anti-PP’.
En cuanto a carrera política, Bermejo no quiso figurar como cabeza de lista electoral por la circunscripción de Ávila en 2008. Para explicar su candidatura por Murcia, hay que tener en cuenta que Bermejo ha sido durante un buen tiempo uno de los intervinientes más requeridos en todo género de mítines, por su capacidad para enardecer al electorado socialista. En Ferraz se hizo el balance entre la mala prensa que generaba Bermejo y su capacidad de arrastrar votos. Esta capacidad le hizo ser enviado a una plaza tan difícil como Murcia. Las previsiones socialistas, sin embargo, se volvieron un chasco pues Bermejo fue doblado en resultados por la lista del PP, perdiendo por un 32% frente a un 64%.
Con todo, la estima que Bermejo recibe del PSOE ha decrecido. Ha sido José Antonio Alonso, el portavoz parlamentario, y no el ministerio de Justicia, el encargado fundamental de negociar en materias de Justicia con el PP, asunto que, a comienzos de legislatura, dolió mucho al ministro.
Bermejo fue nombrado fiscal jefe de Madrid por Eligio Hernández en un nombramiento que muchos, en su día, consideraron ilegal. Los progresivos ascensos de Bermejo han sido compatibles con el mantenerse en el ‘club de los cero’ de los que no tienen ningún voto a favor por parte del Consejo Fiscal. Como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la autonomía madrileña, la llamada ‘fiscalía anti-PP’, Bermejo demandó en vano a José María Michavila al comienzo de los juicios rápidos, y asimismo fue sancionado por filtrar a PRISA una sentencia en tiempos del caso Simancas.
En la reunión del Comité del PP en la que se decidió abandonar el Pacto por la Justicia, Michavila recordó asimismo los últimos ‘favores’ que Bermejo había hecho a Zapatero en su condición de fiscal: Bermejo le prometió pruebas sobre la trama del ‘ladrillazo’ para el Debate sobre el Estado de la Nación aunque luego no las aportó; sin embargo, al día siguiente del debate presentó una querella contra tres alcaldes y diversos concejales del PP que ya había sido previamente archivada. El resultado fue un nuevo archivo.
Estos son sin embargo asuntos menores por comparación con otros temas. En lo personal, se criticó duramente el gasto de 250000 E de dinero público para remodelar su vivienda oficial a sólo dos meses de las elecciones. Vivienda que, según reconoció con su anterior usufructuaria, la exministra Trujillo, estaba en óptimas condiciones de habitabilidad y no necesitaba ese gasto dedicado fundamentalmente a jardineras. La CIP (Comisión Interasociativa Permanente), órgano que reúne a las muy enfrentadas asociaciones de jueces, planeó una visita conjunta al ático de Bermejo para mostrar su malestar con la actuación del ministro cuando los jueces han sufrido una pérdida económica, en estos dos últimos años, que se calcula en 7400 E.
Otros puntos de crítica causados por Bermejo son: la gestión del caso de la niña Mariluz, el baile con su mujer en plena campaña electoral cuando esta se encontraba de baja laboral, la huelga de funcionarios judiciales y la huelga –la primera en la historia- de los jueces. Bermejo también ha sido el ministro peor valorado por los votantes de la oposición.
El detonante del último e irreversible desencuentro en materia de Justicia con el ministro Bermejo ha sido la cacería de este con el juez Garzón, cacería que, sumada a una cena compartida en días previos, ha indignado a un PP investigado por el propio Garzón.
Bermejo, asiduo a todo tipo de monterías, es conocido en el mundo de la caza como "un gorrón de invitaciones", puesto que no falta siempre que puede a su ya conocida afición.
De hecho, durante las cacerías también se muestra su personalidad política, durísima e irascible. Algunos de los compañeros que han acompañado a Fernández Bermejo en las cacerías dicen de él que "es un cazador de puntería fina, pero nervioso y loco por disparar. Le tira a todo".
En este sentido, su fama de "gorrón" y de "nervioso" se manifestó en una de sus monterías en Quintos de Mora, finca estatal en la que según el titular de Justicia puede cazar todo el mundo. Allí abatió a cuatro venados.
Y es que el siempre polémico ministro Bermejo tiró piedras contra su propio tejado en marzo de 2008, antes de que se conociese su gran afición. En ese momento, miles de cazadores, cetreros y agricultores se manifestaron por la Castellana en Madrid y el titular de Justicia los calificó como "los de La escopeta nacional, que invitan a grandes fortunas a sus cotos privados y sienten nostalgia del No-Do".
Según sus compañeros de Facultad, Bermejo entiende que el "Derecho es un medio para hacer política". Incluso no se le conocen demasiados afectos en la profesión debido a su marcado componente ideológico.
Fuente: elconfidencialdigital.com , Libertad Digital
Mariano Fernández Bermejo (1948), que ha declarado famosamente que ‘hemos luchado contra los padres y ahora toca luchar contra los hijos’, es sin embargo hijo del alcalde falangista de su localidad natal, Arenas de San Pedro (Ávila). El padre del ministro era también jefe provincial del Movimiento.
Mariano cobró pronto fama de ‘señorito’ en su pueblo pues prefería tocar el bajo con su grupo ‘yeyé’, Los Cirros, antes que ayudar en las gasolineras de su padre, gasolineras que siguen funcionando hoy y que han sufrido el boicot de algunos vecinos.
La carrera como fiscal de Bermejo ha sido imparable. Fue número uno en la convocatoria de oposiciones de 1974. En 1985 cofunda la Unión Progresista de Fiscales. En 1989 es fiscal del Tribunal Supremo. Durante más de diez años marcados por la polémica ideológica (1992-2003), Bermejo fue fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad de Madrid. Antes de ser nombrado ministro de Justicia en 2007, era fiscal jefe de sala de la sección de lo contencioso-administrativo del Tribunal Supremo.
El nombramiento de Bermejo como ministro de Justicia se explica por su cercanía a Rodríguez Zapatero. El anterior ministro, López Aguilar, dejó una lista de ministrables entre los que no figuraba Bermejo. Bermejo, en cambio, era apoyado por Cándido Conde-Pumpido, Fiscal General del Estado, amigo de Bermejo desde antes de los tiempos en que este era conocido como ‘el fiscal anti-PP’.
En cuanto a carrera política, Bermejo no quiso figurar como cabeza de lista electoral por la circunscripción de Ávila en 2008. Para explicar su candidatura por Murcia, hay que tener en cuenta que Bermejo ha sido durante un buen tiempo uno de los intervinientes más requeridos en todo género de mítines, por su capacidad para enardecer al electorado socialista. En Ferraz se hizo el balance entre la mala prensa que generaba Bermejo y su capacidad de arrastrar votos. Esta capacidad le hizo ser enviado a una plaza tan difícil como Murcia. Las previsiones socialistas, sin embargo, se volvieron un chasco pues Bermejo fue doblado en resultados por la lista del PP, perdiendo por un 32% frente a un 64%.
Con todo, la estima que Bermejo recibe del PSOE ha decrecido. Ha sido José Antonio Alonso, el portavoz parlamentario, y no el ministerio de Justicia, el encargado fundamental de negociar en materias de Justicia con el PP, asunto que, a comienzos de legislatura, dolió mucho al ministro.
Bermejo fue nombrado fiscal jefe de Madrid por Eligio Hernández en un nombramiento que muchos, en su día, consideraron ilegal. Los progresivos ascensos de Bermejo han sido compatibles con el mantenerse en el ‘club de los cero’ de los que no tienen ningún voto a favor por parte del Consejo Fiscal. Como fiscal jefe del Tribunal Superior de Justicia de la autonomía madrileña, la llamada ‘fiscalía anti-PP’, Bermejo demandó en vano a José María Michavila al comienzo de los juicios rápidos, y asimismo fue sancionado por filtrar a PRISA una sentencia en tiempos del caso Simancas.
En la reunión del Comité del PP en la que se decidió abandonar el Pacto por la Justicia, Michavila recordó asimismo los últimos ‘favores’ que Bermejo había hecho a Zapatero en su condición de fiscal: Bermejo le prometió pruebas sobre la trama del ‘ladrillazo’ para el Debate sobre el Estado de la Nación aunque luego no las aportó; sin embargo, al día siguiente del debate presentó una querella contra tres alcaldes y diversos concejales del PP que ya había sido previamente archivada. El resultado fue un nuevo archivo.
Estos son sin embargo asuntos menores por comparación con otros temas. En lo personal, se criticó duramente el gasto de 250000 E de dinero público para remodelar su vivienda oficial a sólo dos meses de las elecciones. Vivienda que, según reconoció con su anterior usufructuaria, la exministra Trujillo, estaba en óptimas condiciones de habitabilidad y no necesitaba ese gasto dedicado fundamentalmente a jardineras. La CIP (Comisión Interasociativa Permanente), órgano que reúne a las muy enfrentadas asociaciones de jueces, planeó una visita conjunta al ático de Bermejo para mostrar su malestar con la actuación del ministro cuando los jueces han sufrido una pérdida económica, en estos dos últimos años, que se calcula en 7400 E.
Otros puntos de crítica causados por Bermejo son: la gestión del caso de la niña Mariluz, el baile con su mujer en plena campaña electoral cuando esta se encontraba de baja laboral, la huelga de funcionarios judiciales y la huelga –la primera en la historia- de los jueces. Bermejo también ha sido el ministro peor valorado por los votantes de la oposición.
El detonante del último e irreversible desencuentro en materia de Justicia con el ministro Bermejo ha sido la cacería de este con el juez Garzón, cacería que, sumada a una cena compartida en días previos, ha indignado a un PP investigado por el propio Garzón.
Bermejo, asiduo a todo tipo de monterías, es conocido en el mundo de la caza como "un gorrón de invitaciones", puesto que no falta siempre que puede a su ya conocida afición.
De hecho, durante las cacerías también se muestra su personalidad política, durísima e irascible. Algunos de los compañeros que han acompañado a Fernández Bermejo en las cacerías dicen de él que "es un cazador de puntería fina, pero nervioso y loco por disparar. Le tira a todo".
En este sentido, su fama de "gorrón" y de "nervioso" se manifestó en una de sus monterías en Quintos de Mora, finca estatal en la que según el titular de Justicia puede cazar todo el mundo. Allí abatió a cuatro venados.
Y es que el siempre polémico ministro Bermejo tiró piedras contra su propio tejado en marzo de 2008, antes de que se conociese su gran afición. En ese momento, miles de cazadores, cetreros y agricultores se manifestaron por la Castellana en Madrid y el titular de Justicia los calificó como "los de La escopeta nacional, que invitan a grandes fortunas a sus cotos privados y sienten nostalgia del No-Do".
Según sus compañeros de Facultad, Bermejo entiende que el "Derecho es un medio para hacer política". Incluso no se le conocen demasiados afectos en la profesión debido a su marcado componente ideológico.
Fuente: elconfidencialdigital.com , Libertad Digital
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