La práctica de tirar una puerta a patadas e instalarse en un piso vacío es cada vez más habitual en el barrio de Sant Roc, en Badalona. El creciente número de inmigrantes y familias pobres que pierden su hogar por el impago de la hipoteca han generado una nueva ola de ocupaciones en el barrio. Decenas de familias, muchas de ellas gitanas españolas y gitanas rumanas, se instalan en viviendas deshabitadas. La ocupación a la fuerza muchas veces termina en peleas por hacerse con los derechos de un piso y en problemas de convivencia con el resto de la comunidad.
La crisis producida por la bajada de ingresos en los locutorios ha comprometido las finanzas de muchos ciudadanos paquistanís que trabajaban en ese sector y que compraron pisos en Sant Roc en la bonanza inmobiliaria de hace pocos años. Cuando una vivienda queda abandonada, el rumor corre como la pólvora por el barrio y los vecinos rápidamente avisan a los interesados.
«Mi hija vive de okupa en un piso del banco. Tiene un sueldo muy bajo y tres hijos. La avisaron y fue corriendo a meterse», explica Enrique, un conocido vecino del barrio. «Llevo más de un año aquí con mis hijos. El piso era de un paquistaní que dejó de pagar la hipoteca. Todavía no me ha llegado ninguna carta de los juzgados. Y espero que tarde en llegar porque si me sacan de aquí, no tengo adónde ir», dice Joaquina.
PROCESOS EN LOS TRIBUNALES
A los desahucios se han agregado los pisos de protección oficial que quedan vacíos mientras la Administración busca nuevos adjudicatarios. Adigsa reconoce 11 procesos abiertos en los tribunales contra familias que se han instalado ilegalmente en viviendas de Sant Roc, pero niega que mantenga pisos vacíos durante muchos años por la lentitud administrativa como ha ocurrido en los barrios de Baró de Viver y Via Trajana en Barcelona. Algunos vecinos contradicen la versión de la empresa y aseguran que muchos pisos protegidos han permanecido años deshabitados.
Es el caso de María Elena Figueras, de 35 años, que hace año y medio entró con su marido y sus tres hijos a un piso de Adigsa de la avenida de Marqués de Montroig que, según comenta, llevaba cuatro años vacío. «Me metí con mucho miedo, ofrecí pagar un alquiler protegido como el resto de pisos, pero me echaron hace pocas semanas. Y Adigsa ha instalado una puerta de hierro para que no vuelva a entrar nadie. Prefieren que esté vacío a que lo use alguien necesitado», comenta María Elena, que ha regresado a casa de su madre.
La presión que ejercen las familias que se instalan de forma ilegal en los pisos se ha traducido en que algunos vecinos tienen miedo a dejar sus viviendas vacías durante largos periodos. José Giménez, propietario de un bar, asegura que cada vez que se va de vacaciones encomienda a su hijo que vaya cada día al piso a encender luces y mover persianas para evitar que los vecinos se percaten de que en la vivienda no hay nadie. «No le digo a nadie los días que me voy. El temor por que se metan en los pisos es general. Mis clientes tienen el mismo miedo», asegura.
DOS INTENTOS DE ALLANAMIENTO
Montserrat ha lidiado con el peligro de la ocupación durante las últimas semanas. Su madre, una octogenaria con problemas de salud, tuvo que dejar de vivir sola en Sant Roc para marcharse con ella a Barcelona. Cuando se extendió por el barrio la noticia de que el piso estaba vacío, intentaron entrar. «Ocurrió en dos ocasiones en diciembre. Tengo la suerte de que un vecino me avisa y llamamos a los Mossos. Una vez llegaron a entrar, pero huyeron cuando llegó la policía. He tenido que instalar una alarma casera y poner la nevera contra la ventana para obstaculizar la entrada», asegura Montserrat.
Los vecinos aseguran que algunos intrusos han llegado a negociar con los bancos un alquiler accesible. Mientras, el resto de los afectados se quejan de que la Administración no les ofrece una solución «fácil» a su problema de vivienda.
Fuente: elperiodico.com
La crisis producida por la bajada de ingresos en los locutorios ha comprometido las finanzas de muchos ciudadanos paquistanís que trabajaban en ese sector y que compraron pisos en Sant Roc en la bonanza inmobiliaria de hace pocos años. Cuando una vivienda queda abandonada, el rumor corre como la pólvora por el barrio y los vecinos rápidamente avisan a los interesados.
«Mi hija vive de okupa en un piso del banco. Tiene un sueldo muy bajo y tres hijos. La avisaron y fue corriendo a meterse», explica Enrique, un conocido vecino del barrio. «Llevo más de un año aquí con mis hijos. El piso era de un paquistaní que dejó de pagar la hipoteca. Todavía no me ha llegado ninguna carta de los juzgados. Y espero que tarde en llegar porque si me sacan de aquí, no tengo adónde ir», dice Joaquina.
PROCESOS EN LOS TRIBUNALES
A los desahucios se han agregado los pisos de protección oficial que quedan vacíos mientras la Administración busca nuevos adjudicatarios. Adigsa reconoce 11 procesos abiertos en los tribunales contra familias que se han instalado ilegalmente en viviendas de Sant Roc, pero niega que mantenga pisos vacíos durante muchos años por la lentitud administrativa como ha ocurrido en los barrios de Baró de Viver y Via Trajana en Barcelona. Algunos vecinos contradicen la versión de la empresa y aseguran que muchos pisos protegidos han permanecido años deshabitados.
Es el caso de María Elena Figueras, de 35 años, que hace año y medio entró con su marido y sus tres hijos a un piso de Adigsa de la avenida de Marqués de Montroig que, según comenta, llevaba cuatro años vacío. «Me metí con mucho miedo, ofrecí pagar un alquiler protegido como el resto de pisos, pero me echaron hace pocas semanas. Y Adigsa ha instalado una puerta de hierro para que no vuelva a entrar nadie. Prefieren que esté vacío a que lo use alguien necesitado», comenta María Elena, que ha regresado a casa de su madre.
La presión que ejercen las familias que se instalan de forma ilegal en los pisos se ha traducido en que algunos vecinos tienen miedo a dejar sus viviendas vacías durante largos periodos. José Giménez, propietario de un bar, asegura que cada vez que se va de vacaciones encomienda a su hijo que vaya cada día al piso a encender luces y mover persianas para evitar que los vecinos se percaten de que en la vivienda no hay nadie. «No le digo a nadie los días que me voy. El temor por que se metan en los pisos es general. Mis clientes tienen el mismo miedo», asegura.
DOS INTENTOS DE ALLANAMIENTO
Montserrat ha lidiado con el peligro de la ocupación durante las últimas semanas. Su madre, una octogenaria con problemas de salud, tuvo que dejar de vivir sola en Sant Roc para marcharse con ella a Barcelona. Cuando se extendió por el barrio la noticia de que el piso estaba vacío, intentaron entrar. «Ocurrió en dos ocasiones en diciembre. Tengo la suerte de que un vecino me avisa y llamamos a los Mossos. Una vez llegaron a entrar, pero huyeron cuando llegó la policía. He tenido que instalar una alarma casera y poner la nevera contra la ventana para obstaculizar la entrada», asegura Montserrat.
Los vecinos aseguran que algunos intrusos han llegado a negociar con los bancos un alquiler accesible. Mientras, el resto de los afectados se quejan de que la Administración no les ofrece una solución «fácil» a su problema de vivienda.
Fuente: elperiodico.com
1 comentario:
¿Podeis ayudarnos a saber donde se publcan los posibles deshaucios en Logroño? amelzj@gmail.com
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