martes, enero 19, 2010

La Ley de Violencia de Género, en tela de juicio por las aristas destapadas

El pasado 29 de junio de 2005 entraba en vigor la Ley Integral contra la Violencia de Género, una norma que, sin embargo, no ha podido evitar que, en ese periodo de más de cuatro años, 330 mujeres hayan muerto a manos de sus parejas o ex parejas. Una ley, además, que en los últimos meses ha desatado todo tipo de controversias. Más de 70 asociaciones han exigido su derogación por vulnerar el principio constitucional de presunción de inocencia.


Sin embargo, este año en el Ministerio de Igualdad se felicitan porque en 2009 55 mujeres fueron asesinadas por sus parejas o ex parejas, lo que supone un 27,6 por ciento menos respecto a 2008 o el número más bajo desde que existen datos estadísticos fiables, a partir de 2003.

Sin duda, es un motivo de alegría que hayan sido 21 mujeres menos las que hayan muerto el año que acabamos de despedir. Sin embargo, la Ley Integral contra la Violencia de Género es una norma de la que varios colectivos han destapado sus aristas, en especial, durante los últimos meses.

Una ley para acelerar los procesos de divorcio

Lo más sonado fueron las declaraciones del juez de Familia sevillano Francisco Serrano en las que afirmaba que “miles de hombres son detenidos por denuncias falsas”. El magistrado andaluz no ha sido el primero ni el último en denunciar las irregularidades que se cometen amparadas por una ley que muchos califican de “feminista”. El psicólogo forense José Manuel Aguilar Cuenca ha asegurado que “desde hace años se está produciendo un continuo uso fraudulento de recursos legítimos de protección a las víctimas, por parte de mujeres cuyo interés es lograr una posición de ventaja en la negociación de un divorcio. Esto está haciendo un daño muy severo a las víctimas reales de diversas formas: por un lado, se están malversando recursos en personas que no los necesitan, dejando a las víctimas reales en desprotección y, en muchas ocasiones, en riesgo serio. Otro uso fraudulento, aún más sangrante si cabe que el anterior, es la interposición de denuncias falsas de abusos sexuales a los hijos por parte de estas mujeres. Según datos provenientes de distintas fuentes el número supera el 80 por ciento de los casos”.

En la misma línea, Paco Rodríguez, presidente de la Asociación de Padres y Madres en Acción ha denunciado que “esta Ley de Violencia de Género está hecha exclusivamente para mujeres. De hecho, muchas de ellas, a veces a recomendación de sus abogados, optan por acelerar sus procesos de divorcio gracias a una denuncia falsa. De esta forma, acceden a un juicio rápido, se quedan con la custodia, la casa y obtienen una orden de alejamiento para el presunto agresor. Sin embargo, si es un hombre en el que recibe el maltrato nunca tendrá acceso a la vía que contempla la Ley de Violencia y en la mayoría de los casos les darán largas en las comisarías”.

Las cifras hablan

Un divorcio más rápido, la custodia, ayudas económicas, la vivienda familiar y, en algunos casos, hasta un trabajo son las razones beneficiosas que llevan a muchas mujeres a animarse a denunciar a sus ex parejas por violencia machista, aunque sea de manera fraudulenta.

En este sentido, cabe destacar que sólo el 16 por ciento de las denuncias por malos tratos concluye en una sentencia condenatoria. Esto no significa que “todo sujeto que sea absuelto por malos tratos convierte automáticamente en falsa la denuncia. Puede ser absuelto o bien por falta de pruebas o bien porque los malos tratos no tengan la entidad suficiente como para ser considerados como tal”, según aclaraba el profesor de Derecho Penal de la UNED Carlos Vázquez.

Lo cierto es que desde que la norma entrara en vigor hace algo más de cuatro años, el número de encarcelados ha crecido de forma exponencial. Según fuentes de Instituciones Penitenciarias, a finales de 2009 el número de condenados por violencia de género ascendía a 3.925, lo que supone un 50 por ciento más que a finales del año anterior.

De padre de familia a abusador sexual declarado inocente

Las diferencias entre los hombres y las mujeres que denuncian malos tratos son notables. Cuando la mujer denuncia un caso de maltrato, inmediatamente recibe el apoyo de cuatro o cinco instituciones entre el abogado de oficio, el fiscal y las asociaciones contra la violencia, mientras que el hombre solo tiene a su abogado y, si luego pretende acusar por denuncia falsa, se encuentra ante la dificultad de "demostrar un hecho en negativo, es decir, que ella no se equivocó al denunciar", explicaba en febrero de 2009 el juez Serrano.

El caso de Miguel Ángel T. es un ejemplo. Este hombre ha sido víctima de una denuncia falsa y ha sobrevivido a siete años a la espera de juicio, que define como “una verdadera pesadilla”, para ser declarado inocente. Su historia arranca con un proceso de separación y, es entonces cuando su ex mujer decide denunciarle por abusos sexuales a la hija que tienen en común. Ese mismo día la Policía se pone en contacto con él para proceder a su detención, le llevaron esposado al cuartel y le interrogaron, prácticamente dando por hecho que es culpable de la violación a su hija menor. “Fueron dos horas de interrogatorio humillantes, ofensivas y vergonzosas”.

Desde ese momento, Miguel Ángel tuvo una orden de alejamiento durante cinco años de su mujer y la pequeña, tampoco podía contactar con ellas telefónicamente hasta que terminase el proceso judicial. Por fin, cinco años después del fatídico día del arresto llega el juicio y Miguel Ángel es declarado inocente. Sin embargo, a día de hoy Miguel Ángel sigue sin ver a su hija y su ex mujer, que le denunció falsamente, continúa a cargo de la pequeña sin recibir ningún tipo de sanción por el delito que cometió.

Ahora Miguel Ángel está a la espera de la resolución de su divorcio para acceder de nuevo a un régimen de visitas para poder ver a su hija, de la que dice “no conocerla” puesto que han pasado muchos años desde que ambos perdieron el contacto. Su pequeña tenía dos años cuando fue denunciado, hoy tiene nueve y apenas recuerda a su padre. Siete años después, la denuncia falsa ha destrozado la vida de Miguel Ángel que ni siquiera tiene trabajo por haber sido visto como un “violador” durante más de cinco años. Miguel Ángel teme que sean muchas las mujeres que sigan este ejemplo para conseguir juicios rápidos y beneficios económicos en los procesos de divorcio.

Fuente: elimparcial.es

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