Lo llamaron 'edificio inteligente', por su amplitud y modernidad. Pero este verano, las dependencias del Palacio de Justicia de Motril se han convertido en un infierno para los funcionarios y los usuarios. A la sobrecarga habitual de estos juzgados, que están desbordados y tienen un millar de sentencias ejecutorias pendientes, se le ha sumado este verano la falta de funcionarios por las vacaciones, el aumento de carga de trabajo y un problema que trae de cabeza a los trabajadores: la avería del aire acondicionado.
Hace más de un mes que se rompió uno de los dos motores que refrigeran el edificio, por lo que se intentó focalizar el poco aire frío que despedía hacia los despachos. Pero con poco éxito. En una visita fugaz se puede apreciar el calor sofocante que se sufre tanto en la entrada principal como en las oficinas de los juzgados.
Ante la presión de los sindicatos, Justicia ha 'aplacado' los ardores de las protestas con una solución provisional, instalando una colección de 'pingüinos'. Estos aparatos sólo enfrían ligeramente los despachos. A cambio, los funcionarios tienen que aguantar el ruido que causan estos ventiladores, por lo que muchas veces se plantean apagarlos.
«El ruido es insoportable por lo que tenemos que apagar los pingüinos a ratos, porque no se puede trabajar así», señalaba indignada una de las empleada del Juzgado de lo Penal. Las altas temperaturas vienen además a caldear el gran problema de fondo del juzgado de Motril: la sobrecarga de trabajo. Los funcionarios están ya que no caben, literalmente, entre tantos papeles. «Ahora llega otra persona de vacaciones y me quedo sin mesa y sin ordenador, a ver cómo trabajo», lamentaba una funcionaria.
Fuente: ideal.es
Hace más de un mes que se rompió uno de los dos motores que refrigeran el edificio, por lo que se intentó focalizar el poco aire frío que despedía hacia los despachos. Pero con poco éxito. En una visita fugaz se puede apreciar el calor sofocante que se sufre tanto en la entrada principal como en las oficinas de los juzgados.
Ante la presión de los sindicatos, Justicia ha 'aplacado' los ardores de las protestas con una solución provisional, instalando una colección de 'pingüinos'. Estos aparatos sólo enfrían ligeramente los despachos. A cambio, los funcionarios tienen que aguantar el ruido que causan estos ventiladores, por lo que muchas veces se plantean apagarlos.
«El ruido es insoportable por lo que tenemos que apagar los pingüinos a ratos, porque no se puede trabajar así», señalaba indignada una de las empleada del Juzgado de lo Penal. Las altas temperaturas vienen además a caldear el gran problema de fondo del juzgado de Motril: la sobrecarga de trabajo. Los funcionarios están ya que no caben, literalmente, entre tantos papeles. «Ahora llega otra persona de vacaciones y me quedo sin mesa y sin ordenador, a ver cómo trabajo», lamentaba una funcionaria.
Fuente: ideal.es
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