Uno de cada cinco funcionarios públicos declara ser víctima de mobbing. Estos datos han sido ofrecidos por el investigador y profesor de la Universidad de Alcalá Iñaki Piñuel en la conferencia inaugural de las II jornadas Universitarias de relaciones laborales en la Universidad Autonoma de Barcelona, en la que varios expertos nacionales en acoso laboral analizaron este fenómeno en el ámbito de las Administraciones Públicas.
El barómetro Cisneros evalua periódicamente la incidencia del mobbing y de otros riesgos psicosociales en España. En sus últimas ediciones apunta a que entre el 9 y el 15 % de los trabajadores sufren el acoso psicológico habitual en su trabajo.
Los datos del barómetro Cisneros establecen que uno de cada cinco funcionarios en activo se siente víctima del maltrato habitual por parte de superiores o compañeros de trabajo.
Este estudio, dirigido por el profesor Iñaki Piñuel de la Universidad de Alcalá ha sido realizado entre 7.000 funcionarios. Establece que más del 20 % de la plantilla de funcionarios de la Agencia Estatal Tributaria y de la Intervención General de la Administración del Estado manifiestan ser víctimas del acoso, el maltrato y el hostigamiento psicológico habitual en su trabajo.
Entre los expertos participantes en las jornadas figuran Maria Angeles López Cabarcos de la Universidad de Lugo, José Buendía de la Universidad de Murcia, y Lorenzo Membiela de la Universidad de Granada.
"A pesar de que el Estatuto Básico del Empleado Público (Ley 7/2007), en su artículo 95, permite sancionar el mobbing dentro de la Administración Pública como una falta muy grave, todavía hoy el mobbing es un calvario silencioso para muchos funcionarios públicos"-señaló el profesor Iñaki Piñuel en la Conferencia inaugural de estas jornadas en Barcelona.
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo se materializa en conductas de hostigamiento que no siempre resultan aparatosas o evidentes, señaló Piñuel.
Un comportamiento aislado de maltrato, una bronca o un desencuentro puntual no son procesos de mobbing. Sin embargo, también es cierto que frecuentemente el acoso se compone de conductas muy sutiles y aparentemente anodinas, pero que, repitiéndose, llegan a minar y a destruir la autoestima de la víctima- puntualizó Piñuel.
Según el profesor Piñuel, autor del libro Mobbing, el estado de la cuestión, el acoso psicológico en el trabajo no va en el sueldo, ni se debe trivializar o banalizar como un mero conflicto o como un efecto normal de las relaciones derivadas de la prestación de trabajo, sino que supone un auténtico riesgo laboral psicosocial capaz de producir daños sobre la salud laboral de la víctima.
El acoso psicológico en el trabajo fue definido por Piñuel como "un continuado y deliberado maltrato que se produce contra un trabajador por parte de otro u otros con vistas a someterlo, amilanarlo, eliminarlo o destruirlo psicológicamente"
La víctima suele ser siempre alguien que se ha vuelto amenazante para quien la acosa.
Estas conductas sumen a la víctima en la indefensión psicológica. El profesor Piñuel señaló que: "así como la mayoría de los casos de mobbing en empresas privadas terminan con la salida de la víctima de la organización, en el sector público, la dificultad de sancionar a quien acosa, unida a la baja probabilidad de que las víctimas renuncien a su puesto explica por qué la mayoría de estos casos se convierten en crónicos y se acumulen en el tiempo".
En toda Europa, las tasas de mobbing de las administraciones públicas duplican a las del resto de otros sectores.
En los paises de América no se dispone todavía de estudios epidemiológicos como los Estudios Cisneros por lo que el grupo de expertos presentes ha constituido un foro permanente de intercambio para establecer los vínculos académicos y de investigación oportunos con todos aquellos investigadores interesados en el acoso en el trabajo.
Las conductas de acoso más frecuentes incluyen entre otras en: no asignar tareas, asignar tareas innecesarias, degradantes o humillantes, asignar tareas imposibles de cumplir en plazo, adoptar medidas de aislamiento social al impedir la comunicación o el contacto con otros compañeros, o con el exterior, no dirigirle la palabra, la monitorización perversa del propio desempeño, ataques verbales a la víctima en forma de insultos, burlas, vejaciones y críticas sistemáticas sobre aspectos personales.
Todavía son muy pocas las administraciones públicas que han implementado protocolos de actuación contra el mobbing. Destacan como pioneras en España en implementar estos protocolos algunas administraciones como la Diputación de Alicante o Ayuntamientos como el de Collado-Villalba o Alcobendas en Madrid.
Fuente: Periodista Digital
El barómetro Cisneros evalua periódicamente la incidencia del mobbing y de otros riesgos psicosociales en España. En sus últimas ediciones apunta a que entre el 9 y el 15 % de los trabajadores sufren el acoso psicológico habitual en su trabajo.
Los datos del barómetro Cisneros establecen que uno de cada cinco funcionarios en activo se siente víctima del maltrato habitual por parte de superiores o compañeros de trabajo.
Este estudio, dirigido por el profesor Iñaki Piñuel de la Universidad de Alcalá ha sido realizado entre 7.000 funcionarios. Establece que más del 20 % de la plantilla de funcionarios de la Agencia Estatal Tributaria y de la Intervención General de la Administración del Estado manifiestan ser víctimas del acoso, el maltrato y el hostigamiento psicológico habitual en su trabajo.
Entre los expertos participantes en las jornadas figuran Maria Angeles López Cabarcos de la Universidad de Lugo, José Buendía de la Universidad de Murcia, y Lorenzo Membiela de la Universidad de Granada.
"A pesar de que el Estatuto Básico del Empleado Público (Ley 7/2007), en su artículo 95, permite sancionar el mobbing dentro de la Administración Pública como una falta muy grave, todavía hoy el mobbing es un calvario silencioso para muchos funcionarios públicos"-señaló el profesor Iñaki Piñuel en la Conferencia inaugural de estas jornadas en Barcelona.
El mobbing o acoso psicológico en el trabajo se materializa en conductas de hostigamiento que no siempre resultan aparatosas o evidentes, señaló Piñuel.
Un comportamiento aislado de maltrato, una bronca o un desencuentro puntual no son procesos de mobbing. Sin embargo, también es cierto que frecuentemente el acoso se compone de conductas muy sutiles y aparentemente anodinas, pero que, repitiéndose, llegan a minar y a destruir la autoestima de la víctima- puntualizó Piñuel.
Según el profesor Piñuel, autor del libro Mobbing, el estado de la cuestión, el acoso psicológico en el trabajo no va en el sueldo, ni se debe trivializar o banalizar como un mero conflicto o como un efecto normal de las relaciones derivadas de la prestación de trabajo, sino que supone un auténtico riesgo laboral psicosocial capaz de producir daños sobre la salud laboral de la víctima.
El acoso psicológico en el trabajo fue definido por Piñuel como "un continuado y deliberado maltrato que se produce contra un trabajador por parte de otro u otros con vistas a someterlo, amilanarlo, eliminarlo o destruirlo psicológicamente"
La víctima suele ser siempre alguien que se ha vuelto amenazante para quien la acosa.
Estas conductas sumen a la víctima en la indefensión psicológica. El profesor Piñuel señaló que: "así como la mayoría de los casos de mobbing en empresas privadas terminan con la salida de la víctima de la organización, en el sector público, la dificultad de sancionar a quien acosa, unida a la baja probabilidad de que las víctimas renuncien a su puesto explica por qué la mayoría de estos casos se convierten en crónicos y se acumulen en el tiempo".
En toda Europa, las tasas de mobbing de las administraciones públicas duplican a las del resto de otros sectores.
En los paises de América no se dispone todavía de estudios epidemiológicos como los Estudios Cisneros por lo que el grupo de expertos presentes ha constituido un foro permanente de intercambio para establecer los vínculos académicos y de investigación oportunos con todos aquellos investigadores interesados en el acoso en el trabajo.
Las conductas de acoso más frecuentes incluyen entre otras en: no asignar tareas, asignar tareas innecesarias, degradantes o humillantes, asignar tareas imposibles de cumplir en plazo, adoptar medidas de aislamiento social al impedir la comunicación o el contacto con otros compañeros, o con el exterior, no dirigirle la palabra, la monitorización perversa del propio desempeño, ataques verbales a la víctima en forma de insultos, burlas, vejaciones y críticas sistemáticas sobre aspectos personales.
Todavía son muy pocas las administraciones públicas que han implementado protocolos de actuación contra el mobbing. Destacan como pioneras en España en implementar estos protocolos algunas administraciones como la Diputación de Alicante o Ayuntamientos como el de Collado-Villalba o Alcobendas en Madrid.
Fuente: Periodista Digital
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