miércoles, octubre 29, 2008

"Guerra judicial": Los comentarios de los jueces en la intranet (segunda parte)


Finalizamos con esta segunda parte los post que los jueces de toda España han colocado en la intranet del CGPJ. Ya se habla abiertamente de huelga, se inflaman los ánimos con textos de Gabriel Celaya y de Lope de Vega o con gestas históricas como el desastre de Cavite (Filipinas). El ‘Movimiento 8 de octubre’ está tomando forma.

A las 21.21 horas de ese mismo 8 de octubre ya eran 150 los jueces que se habían interconectado a través de la intranet del CGPJ y que habían decidido “levantar la cabeza del expediente de turno y decir ‘en voz alta’ lo que hace tiempo que pensamos y sólo comentamos en la intimidad”, según relataba T. G. Una juez, María I. se llevaba una gran sorpresa a las 22.47 de ese mismo día: “Enciendo el ordenador para ponerme a trabajar, como casi todos los días a estas horas, y me encuentro con esta maravillosa sorpresa. ¡Hay vida en la Carrera, después de todo!”.

Sí, pero la ‘vida en la Carrera’ se había revolucionado.

Durante dos días, la intranet judicial echa humo: las adhesiones se suceden. A. T. A. echa mano de una apocalíptica frase de Concepción Arenal para caldear los ánimos: “¡Desdichado pueblo en que la última de las necesidades es la Justicia! Ella cobrará en lágrimas y sangre el terrible rédito de las sumas que le han denegado (…) Ojala que el espíritu del 8 de octubre sirva para transmitir esto a la sociedad. Yo siempre incondicional para ello”. Desde Fuenteobejuna se podía leer: “Os digo lo mismo: TODOS A UNA. Olvidemos, al menos en esta ocasión, las discrepancias entre las asociaciones. Dejémoslas a un lado”.

“Rafael [Tirado] es una buenísima persona”

As las 18.59 horas de ese viernes, el juez F. J. P. iba un poco más lejos: “Es imprescindible articular la ilusión y fuerza de este movimiento espontáneo hacia la UNIDAD. Dicha UNIDAD pasaría por la DISOLUCIÓN POR FUSIÓN GENEROSA de las asociaciones que sinceramente persigan -y no sólo se limiten a invocar- dicho propósito, seguida de la masiva afiliación de los que así lo sientan”. Ilustraba su comentario con una “Carta abierta sobre Rafael Tirado”, en la que reivindicaba al polémico juez del ‘caso Mari Luz’: “La opinión pública desconoce que Rafael ha recibido numerosos premios y reconocimientos de Asociaciones de mujeres maltratadas y víctimas de delitos sexuales por su trato, profesional pero sobre todo humano, porque Rafael es una buenísima persona, basta con mirarle a la cara para comprobarlo”.

Alegaba también este juez: “Por cierto, abro un paréntesis: ¿cuántos sabríais decirme el nombre del asesino? Pero sin embargo ¿qué porcentaje de la opinión pública conoce el nombre de Rafael Tirado? Así es este país miserable, que nos ensañamos con la víctima y no con el culpable”.


“Porque vivimos a golpes…”

Clara E. B. llama a la revuelta rescatando a Gabriel Celaya: "Porque vivimos a golpes, / porque apenas si nos dejan / decir que somos quien somos / Nuestro silencio no puede ser sin pecado un adorno. / Estamos tocando fondo / Estamos tocando fondo".

A José María P. no le gustan ni los políticos ni los periodistas ni el CGPJ…: “A los que desdeñáis, como yo, la baja política y el periodismo sumiso de cualquier signo; a los que no creéis, como yo, en el Consejo General del Poder Judicial; a los que dudáis, como yo -un asociado más-, de ciertas prácticas de las Asociaciones Judiciales; a los que habéis escrito antes y escribiréis después que yo en este foro; a todos os pido, y me pido a mí mismo, U N I D A D y P R U D E N C I A. (...)”.

Como en Cavite… morir pidiendo guerra

A. M. se mostraba igual de combativo, pero con unos ejemplos que hacían temblar: “El almirante Cervera combatió poco; hizo caso a las órdenes del gobierno de turno y se limitó a intentar burlar el bloqueo. El Almirante Montojo (de Ferrol), hizo frente a la escuadra americana todo un día en Cavite (Filipinas) y aunque su escuadra era inferior, causó bajas al enemigo. De eso se trata, de hacer frente y luchar sin complejo de inferioridad”.

En intranet se colgó en esa misma fecha el escrito suscrito por un buen número de magistrados del Tribunal Supremo “ante el estado de opinión creado en torno al expediente disciplinario seguido contra el magistrado Rafael Tirado Márquez, del que forman parte, incluso, manifestaciones inaceptables de relevantes sujetos públicos”…

Pero en un post posterior un juez hacía constar que en la larga lista de firmantes del anterior escrito del Supremo no estaba la firma de Carlos Dívar, los magistrados de la Sala Primera Juan Antonio Xiol Ríos (presidente de la misma), Adolfo Prego y Vicente Luis Montes; de la Sala Segunda, Juan Saavedra (presidente de la misma), Luciano Varela, Miguel Colmenero y Enrique Bacigalupo; de la Sala Cuarta, Antonio Martín Valverde y Fernando Salidas Molina; y, finalmente, de la Sala Quinta, Angel Calderón Cerezo (presidente de la misma), Fernando Pignatelli, Francisco Menchen y Javier Juliani. Como se ve, los jueces hilan muy, pero que muy fino.

Un juez daba el 17 de octubre el primer paso de verdad: “Yo me acuso de haber suspendido dos juicios civiles señalados para el día 21 dado que por respeto a los ciudadanos y al servicio público que represento, no puedo someter a las partes a la incertidumbre de que el secretario realice paro y no puedan celebrarse y que el juez esté en alma con sus compañeros reunidos en junta y no atendiendo a sus legítimos pretensiones. Yo me acuso de respetar los derechos fundamentales del secretario y no haberle preguntado si va a hacer paro o no. Yo me acuso de estar completamente de acuerdo con este movimiento y de haberme emocionado con el comunicado del TS”.

Un fantasma recorre los juzgados…

Este post, colocado a las 20.46 del lunes 20 de octubre por M. M. tiene un título muy sugestivo: “LA HUELGA” (sic): “¿Seremos capaces de hacer lo mismo? (...) Ahí os adjunto una fotografía de una protesta de Magistrados en la Place Vendôme de París el 2 de Diciembre de 2006, aparecida en la prensa del día siguiente (...)”.

Así están las cosas en la judicatura.

Fuente: diariocritico.com

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