Ni las mascarillas que los seis funcionarios del juzgado de lo Contencioso-Administrativo de Elche vienen usando a ratos desde el mes de octubre fueron suficiente protección contra el hedor que se respiraba en su interior, el viernes por la mañana. Nada más levantar la persiana, un fuerte olor a cloaca golpeó las narices de los funcionarios, el mismo que había invadido el juzgado a última hora de la jornada del jueves.
No era la primera vez y los funcionarios confiaron en que el fuerte olor iría disminuyendo paulatinamente. Se equivocaban. Sobre las diez menos cuarto de la mañana, cansados de empapar pañuelos con agua de colonia al no bastar las mascarillas, optaron por comunicar al secretario judicial su salida de las dependencias y su estancia en la calle hasta que se mitigara el tufo.
Simultáneamente, los funcionarios pidieron a la Policía Local la presencia de una patrulla para que sus agentes levantaran actas de la situación y de la imposibilidad de desempeñar su trabajo en tales condiciones de insalubridad.
Asimismo, uno de los funcionarios remitió un fax al director territorial de Justicia para comunicarle el abandono momentáneo de los locales hasta que se subsanara el problema. Además remitieron otro escrito al juez decano para avisarle de su salida de la oficina. El secretario judicial puso también los hechos en conocimiento de la titular del juzgado de lo Contencioso, que se encontraba en Valencia, en su labor de refuerzo en el Tribunal Superior de Justicia.
Los funcionarios no pueden ausentarse de su lugar de trabajo sin autorización previa. En caso de hacerlo, los trabajadores se enfrentan a la apertura de un expediente disciplinario.
Un asunto antiguo
Los problemas del juzgado de lo Contencioso-Administrativo tienen ya cuatro años, es decir, desde el mismo momento que se trasladó su oficina de un local situado en la avenida del País Valenciano a otro, ubicado en frente del Palacio de Justicia. Dichas dependencias son el resultado de la reforma de un antiguo garaje.
Su superficie es escasa; apenas 56 metros cuadrados. El acceso a la calle es directo, por lo que la única ventana que existe permanece siempre cerrada por motivo de seguridad. La falta de espacio es endémica y cientos de expedientes en tramitación se acumulan en cajas y cajones en el suelo de la oficina judicial. Las estanterías están llenas desde hace meses.
Desplazarse por la oficina es prácticamente imposible. Hay que saltar cajas, desplazarlas con el pie para poder hacerse un hueco o cogerlas en peso en el peor de los casos. Las sillas se han convertido en archivos provisionales e, incluso, los asientos de los trabajadores son usados en muchas ocasiones para depositar los expedientes en tramitación.
Es tal la acumulación de papel que el polvo se ha adueñado de la oficina. Junto a los ácaros han ocasionado brotes alérgicos a los funcionarios en los últimos meses. De hecho, a principios de octubre de 2008, en la revisión médica obligatoria, los facultativos aconsejaron a los empleados trabajar con caretas para minimizar los efectos de la alergia. Todos han estado tomando antihistamínicos.
Aseo clausurado
¿De dónde provenía el hedor que se adueñó del juzgado de lo Contencioso-Administrativo? Encontrar la respuesta no fue difícil. Hace más de dos años, tras una primera visita de la Inspección de Trabajo a este local, el aseo tuvo que ser clausurado debido a los fuertes olores que desprendía. Desde entonces, los funcionarios acuden a los bares cercanos cuando necesitan orinar.
La clausura no ha servido de nada porque sólo se impidió la entrada al aseo. No se llegó a tapar debidamente el excusado, ni tampoco las conexiones a la red de alcantarillado.
Procede por tanto una nueva intervención de la Inspección de Trabajo o, en su defecto, de la Concejalía de Sanidad del Ayuntamiento de Elche. Si la situación persiste el lunes, los trabajadores instarán al Ayuntamiento para que tome cartas en el asunto con carácter de urgencia.
Hay que precisar que el juzgado se encuentra ubicado en los bajos de un edificio donde hay dos plantas superiores, con viviendas habitadas. Los perjudicadas no fueron solamente los funcionarios. El hedor subió hasta los pisos superiores, con el consiguiente enfado de los moradores.
Los profesionales del Derecho, en su gran mayoría, no pudieron ser atendidos. Si persiste el problema el lunes, de nuevo se perderá la jornada.
Fuente: laverdad.es
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