Fue uno de los gatillazos de Zapatero. Iba de "rojo" del Gobierno para toda la Legislatura, pero su afición a la caza lo hizo imposible. El hoy diputado raso espera destino y anda inquieto.
Mariano Fernández Bermejo apuntaba maneras. Fustigó sin piedad al PP durante su etapa de ministro de Justicia y se ganó calificativos como sembrador de minas en su condición de fiscal sectario de izquierdas o cara jurídica del Tinell. De su boca salieron algunas de las llamaradas más contundentes contra la Oposición. Una de sus ocurrencias fue burlarse del entonces portavoz popular, Ignacio Astarloa, respondiéndole: "Yo qué quiere que le haga si no le gusto. Usted me gusta y, además, le quiero".
Lo curioso es que ahora mismo es Bermejo quien se encuentra necesitado de amor, según han detallado fuentes del Grupo Parlamentario Socialista. Si no cambian mucho las cosas, el ex titular de Justicia vive con incomodidad la actual situación de mero diputado raso que, evidentemente, no colma sus aspiraciones, siempre según las impresiones recabadas entre compañeros de escaño. La salida por la puerta de atrás del Consejo de Ministros significó el ostracismo y el apagón de su lengua viperina.
Completamente fuera de juego, quien estuvo llamado a permanecer al frente de las más altas responsabilidades durante toda esta Legislatura ha dejado entrever cierto malestar. "Mariano Fernández Bermejo no ha digerido todavía su abandono de Justicia", dicen las mismas fuentes socialistas. Lo cierto es que los méritos para su caída los puso el propio perjudicado con sus correrías cinegéticas sin licencia y con el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, imbuido en la investigación de la trama Gürtel.
Desde entonces, pocos son en las filas socialistas quienes mantienen una buena relación con Bermejo. El ex vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, han sido dos de sus apoyos, aseguran los consultados. Hay quien cree que Mariano Fernández Bermejo, pendiente de destino, ha ido impacientándose a la espera de la bicoca de la presidencia de la Comisión de Administraciones Públicas, "que es lo que ha venido acechando en agradecimiento a los servicios prestados".
Pero, ¿qué salidas le quedarían si no sustituye al también ex ministro Juan Fernando López Aguilar, que en breve tomará posesión de su escaño en el Parlamento Europeo? Pocas. "Vegetar en el escaño", opina gráficamente un compañero de filas, "aunque eso no vaya con su carácter". En todo caso, a Bermejo ya le resulta rentable su situación. La suma de sus nóminas es de 11.185 euros mensuales. Y por si fuera poco, sumaría otro sueldo de 1.855 euros si terminara consumando el relevo de López Aguilar.
Fuente: elsemanaldigital.com
Mariano Fernández Bermejo apuntaba maneras. Fustigó sin piedad al PP durante su etapa de ministro de Justicia y se ganó calificativos como sembrador de minas en su condición de fiscal sectario de izquierdas o cara jurídica del Tinell. De su boca salieron algunas de las llamaradas más contundentes contra la Oposición. Una de sus ocurrencias fue burlarse del entonces portavoz popular, Ignacio Astarloa, respondiéndole: "Yo qué quiere que le haga si no le gusto. Usted me gusta y, además, le quiero".
Lo curioso es que ahora mismo es Bermejo quien se encuentra necesitado de amor, según han detallado fuentes del Grupo Parlamentario Socialista. Si no cambian mucho las cosas, el ex titular de Justicia vive con incomodidad la actual situación de mero diputado raso que, evidentemente, no colma sus aspiraciones, siempre según las impresiones recabadas entre compañeros de escaño. La salida por la puerta de atrás del Consejo de Ministros significó el ostracismo y el apagón de su lengua viperina.
Completamente fuera de juego, quien estuvo llamado a permanecer al frente de las más altas responsabilidades durante toda esta Legislatura ha dejado entrever cierto malestar. "Mariano Fernández Bermejo no ha digerido todavía su abandono de Justicia", dicen las mismas fuentes socialistas. Lo cierto es que los méritos para su caída los puso el propio perjudicado con sus correrías cinegéticas sin licencia y con el juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, imbuido en la investigación de la trama Gürtel.
Desde entonces, pocos son en las filas socialistas quienes mantienen una buena relación con Bermejo. El ex vicepresidente económico, Pedro Solbes, y el ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, han sido dos de sus apoyos, aseguran los consultados. Hay quien cree que Mariano Fernández Bermejo, pendiente de destino, ha ido impacientándose a la espera de la bicoca de la presidencia de la Comisión de Administraciones Públicas, "que es lo que ha venido acechando en agradecimiento a los servicios prestados".
Pero, ¿qué salidas le quedarían si no sustituye al también ex ministro Juan Fernando López Aguilar, que en breve tomará posesión de su escaño en el Parlamento Europeo? Pocas. "Vegetar en el escaño", opina gráficamente un compañero de filas, "aunque eso no vaya con su carácter". En todo caso, a Bermejo ya le resulta rentable su situación. La suma de sus nóminas es de 11.185 euros mensuales. Y por si fuera poco, sumaría otro sueldo de 1.855 euros si terminara consumando el relevo de López Aguilar.
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