Las cifras que maneja el juez decano de Madrid José Luis González Armengol, apabullan. Y ya desde el principio. Este ilerdense de 48 años y con una dilatada carrera en la judicatura tiene bajo su responsabilidad a más de 1.000 funcionarios y a 291 jueces. Él se encarga muchas veces de hacer de malo para pedir en todas las puertas más medios para la justicia madrileña, que soporta uno de cada cuatro litigios que se generan en España.
González Armengol tiene su despacho en la primera planta de la sede de la plaza de Castilla. El parqué de su estancia contrasta con las paredes oscurecidas del resto del edificio, caduco y obsoleto para tanto trasiego. El juez decano empezó en esta carrera justo en 1989, hace ahora 20 años. Primero como juez de primera instancia en la localidad gerundense de Santa Coloma de Farners. Después ha estado en otros destinos como Figueras, Baracaldo y Madrid. En la capital, lleva como decano cerca de siete años y medio. Este cargo, de hecho, le ha eximido de tener que ver los casos que se presentan a diario en las distintas sedes de Madrid. "Yo hago de nexo entre los juzgados y las administraciones públicas, como el Ministerio de Justicia y la Comunidad de Madrid. Además, yo viví el proceso del traspaso de competencias, lo que da a uno mayor responsabilidad", plantea el magistrado.
El decano habla despacio, se piensa las palabras y, sobre todo, utiliza un lenguaje muy técnico, que costaría entender a más de un lego en la materia. Es el bagaje que dejan años entre legajos y diligencias previas.
-¿Cómo es un día laborable para un decano como el de Madrid, con tantos juzgados?
-Sobre todo, tengo muchas reuniones. Además de con las administraciones, con colectivos, con compañeros, con colegios profesionales, con todos los estamentos de la carrera judicial. Y tengo que leer muchas cosas para estar al día.
Las frases que más oye son quejas por la falta de medios, dice González Armengol. Cada año pasan por los juzgados cerca de 800.000 casos, lo que motiva que muchos estén colapsados. Sólo en la parte de instrucción penal, se ven 550.000 causas, de las que unas 200.000 se archivan porque no se logra encontrar al responsable del delito. Al menos, de momento. "Un caso típico es la persona a la que roban en el interior de su coche. El caso llega al juzgado, pero lo más fácil es que no sea resuelto nunca. Es lo que se denomina sp [sobreseimiento provisional]", explica el jefe de los jueces madrileños.
De media, cada día se detiene en la ciudad a 91 personas, lo que obliga a que seis juzgados estén de guardia. "Y voy a pedir que haya uno más, porque muchas veces no dan abasto con todos los procedimientos que se inician en un día, en especial, con temas de extranjería en el aeropuerto de Barajas", destaca.
La parte civil no resulta mucho más gratificante. En especial para los afectados. Estas sedes ven al año unas 170.000 causas. Y ahí es donde se produce el verdadero atasco de Madrid. Para algunos casos se está dando cita para dentro de tres años. "El 25% de los casos que se dan en toda España en esta materia recaen en Madrid, lo que hace que estemos con mucha carga de trabajo. Hay que tener en cuenta que muchas empresas tienen aquí sus sedes y todos sus litigios deben resolverse en Madrid", explica.
-¿Tiene solución el atasco de la justicia madrileña?
-La solución pasa porque se contrate a 30 jueces más. Eso supondría que seríamos perfectamente capaces de sacar todo el trabajo. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que la crisis ha disparado el número de casos que ven los dos únicos juzgados de lo financiero que hay en toda España, que se encuentran en Madrid.
Otro problema al que se enfrenta González Armengol y su equipo es la dispersión de las sedes. Hay 18 desperdigadas por Madrid. "Además de que se da una mala imagen de la administración de justicia, la dispersión trae muchos problemas e inconvenientes para los profesionales, en especial para los procuradores", afirma el juez decano.
Además, ahora está claro que la Ciudad de la Justicia, el gran proyecto en la materia de Esperanza Aguirre, ha entrado en dique seco. No hay dinero público para el proyecto y no se sabe cuando estará listo este campus judicial de Valdebebas. "Yo siempre he sido de la teoría de que era necesario que todos los juzgados estuvieran unidos, sobre todo en Madrid, que es capital de España y que es una ciudad moderna. Ahora tenemos sedes obsoletas y viejas, que no cumplen con las necesidades mínimas", añade el decano.
Cuando se le pregunta si se presentará a la reelección la próxima primavera, se lo piensa. Asegura que no lo sabrá hasta última hora. Detrás, la enorme sede judicial de la plaza de Castilla lo abraza. Tiempo al tiempo.
Fuente: elpais.com
González Armengol tiene su despacho en la primera planta de la sede de la plaza de Castilla. El parqué de su estancia contrasta con las paredes oscurecidas del resto del edificio, caduco y obsoleto para tanto trasiego. El juez decano empezó en esta carrera justo en 1989, hace ahora 20 años. Primero como juez de primera instancia en la localidad gerundense de Santa Coloma de Farners. Después ha estado en otros destinos como Figueras, Baracaldo y Madrid. En la capital, lleva como decano cerca de siete años y medio. Este cargo, de hecho, le ha eximido de tener que ver los casos que se presentan a diario en las distintas sedes de Madrid. "Yo hago de nexo entre los juzgados y las administraciones públicas, como el Ministerio de Justicia y la Comunidad de Madrid. Además, yo viví el proceso del traspaso de competencias, lo que da a uno mayor responsabilidad", plantea el magistrado.
El decano habla despacio, se piensa las palabras y, sobre todo, utiliza un lenguaje muy técnico, que costaría entender a más de un lego en la materia. Es el bagaje que dejan años entre legajos y diligencias previas.
-¿Cómo es un día laborable para un decano como el de Madrid, con tantos juzgados?
-Sobre todo, tengo muchas reuniones. Además de con las administraciones, con colectivos, con compañeros, con colegios profesionales, con todos los estamentos de la carrera judicial. Y tengo que leer muchas cosas para estar al día.
Las frases que más oye son quejas por la falta de medios, dice González Armengol. Cada año pasan por los juzgados cerca de 800.000 casos, lo que motiva que muchos estén colapsados. Sólo en la parte de instrucción penal, se ven 550.000 causas, de las que unas 200.000 se archivan porque no se logra encontrar al responsable del delito. Al menos, de momento. "Un caso típico es la persona a la que roban en el interior de su coche. El caso llega al juzgado, pero lo más fácil es que no sea resuelto nunca. Es lo que se denomina sp [sobreseimiento provisional]", explica el jefe de los jueces madrileños.
De media, cada día se detiene en la ciudad a 91 personas, lo que obliga a que seis juzgados estén de guardia. "Y voy a pedir que haya uno más, porque muchas veces no dan abasto con todos los procedimientos que se inician en un día, en especial, con temas de extranjería en el aeropuerto de Barajas", destaca.
La parte civil no resulta mucho más gratificante. En especial para los afectados. Estas sedes ven al año unas 170.000 causas. Y ahí es donde se produce el verdadero atasco de Madrid. Para algunos casos se está dando cita para dentro de tres años. "El 25% de los casos que se dan en toda España en esta materia recaen en Madrid, lo que hace que estemos con mucha carga de trabajo. Hay que tener en cuenta que muchas empresas tienen aquí sus sedes y todos sus litigios deben resolverse en Madrid", explica.
-¿Tiene solución el atasco de la justicia madrileña?
-La solución pasa porque se contrate a 30 jueces más. Eso supondría que seríamos perfectamente capaces de sacar todo el trabajo. Hay que tener en cuenta, por ejemplo, que la crisis ha disparado el número de casos que ven los dos únicos juzgados de lo financiero que hay en toda España, que se encuentran en Madrid.
Otro problema al que se enfrenta González Armengol y su equipo es la dispersión de las sedes. Hay 18 desperdigadas por Madrid. "Además de que se da una mala imagen de la administración de justicia, la dispersión trae muchos problemas e inconvenientes para los profesionales, en especial para los procuradores", afirma el juez decano.
Además, ahora está claro que la Ciudad de la Justicia, el gran proyecto en la materia de Esperanza Aguirre, ha entrado en dique seco. No hay dinero público para el proyecto y no se sabe cuando estará listo este campus judicial de Valdebebas. "Yo siempre he sido de la teoría de que era necesario que todos los juzgados estuvieran unidos, sobre todo en Madrid, que es capital de España y que es una ciudad moderna. Ahora tenemos sedes obsoletas y viejas, que no cumplen con las necesidades mínimas", añade el decano.
Cuando se le pregunta si se presentará a la reelección la próxima primavera, se lo piensa. Asegura que no lo sabrá hasta última hora. Detrás, la enorme sede judicial de la plaza de Castilla lo abraza. Tiempo al tiempo.
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